A pesar de la incapacidad demostrada para gobernar, y aún bajo la presión de las protestas en las calles, Pedro Castillo no renunciará a la presidencia, como muchos piden y quieren a través de marchas, pues detrás de sus decisiones de hoy está el respaldo “interesado” de Vladimir Cerrón.
Lo preocupante en esta crisis de gobernabilidad y convulsión social, sin embargo, no solo es la ineptitud del gobierno de Castillo, sino lo que pretenden hacer los integrantes de su partido Perú Libre, como es aprovechar este caos para volver al ataque con el cuento de una nueva Constitución que ordene esta “anarquía, mejore el sistema económico y ponga un alto a la oposición política”.
Problema aparte es la sensación de impotencia, frustración y desesperanza que se siente en el ambiente, pues según las últimas encuestas, más del 50% de peruanos están convencidos que la crisis política y económica no se solucionará hoy ni mañana.
Las medidas dictadas tras el paro de transportistas son solo paliativos del gobierno para ganar tiempo, ya que no tienen un plan de gobierno ni metas definidas, salvo el cambio de Constitución para quedarse por largo tiempo.