Es evidente que el poder y los recursos del Estado son muy apetecibles y atrae en cada elección a lo peor de la ciudadanía.
Prueba de ello es que en las elecciones ediles y regionales de octubre postulan en el país mil 403 candidatos con diversos delitos que van desde las sentencias firmes; cohecho pasivo; violencia familiar, violación etc. En Piura hay 55 postulantes con antecedentes penales o civiles que intentan ganar un sillón edil o dirigir el gobierno regional.
Otro problema que trae estas elecciones es la indiferencia del ciudadano hacia la política, quizás desalentado por los politiqueros corruptos o convenidos, por lo cual están restando importancia de la elección popular y solo asumen cierto interés cuando están en la urna a donde llegan obligados para no pagar una multa.
Igual indiferencia muestran los jóvenes que en Piura casi llegan a 40 mil, pues a causa de la corrupción y las constantes crisis políticas, le ha perdido interés a la política nacional. El problema es que si seguimos así, eligiendo a malas personas nos vamos a acostumbrar a que nos gobierne peligrosamente la improvisación, el caos y la corrupción. Ejemplos sobran en Piura.
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