Los manifestantes en Venecia proclaman una «enorme victoria» después de que el multimillonario tecnológico estadounidense Jeff Bezos y sus invitados a la boda se vieran obligados a «huir» del centro de la ciudad y trasladar la celebración principal a otro lugar.
El emplazamiento en el que se realizará la fiesta de tres días por la boda de Bezos, uno de los hombres más ricos del mundo, con la presentadora de televisión Lauren Sánchez, no han sido revelados oficialmente.
Sin embargo, los fastuosos festejos debían culminar con un evento el sábado en la suntuosa Scuola Grande della Misericordia, uno de los edificios históricos de Venecia.
Un funcionario de la ciudad confirmó a la BBC que los invitados se reunirán en el Arsenal de Venecia, una antigua base naval más alejada del centro.
Los activistas ganaron, incluso cuando un concejal denunció sus protestas como «ridículas».
Los invitados a la fiesta
La boda comenzará a finales de esta semana y la lista de invitados está repleta de estrellas, entre las que se especula que figuran Kim Kardashian, Mick Jagger y Leonardo DiCaprio.
Se espera que los aviones privados saturen el aeropuerto de Venecia y los yates invadan el puerto. Cinco hoteles están completamente reservados y hay informes de la contratación de exmarines estadounidenses para brindar seguridad.
El megaevento suscitó protestas de diversos grupos, desde residentes locales que luchan contra el turismo excesivo en Venecia hasta activistas contra el cambio climático y quienes se oponen al apoyo de Bezos al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Además de los carteles con el mensaje «No hay espacio para Bezos» que se ven por toda la ciudad en los últimos días, los activistas colgaron pancartas de protesta en los puentes sobre los canales.
El lunes, activistas de un grupo autodenominado «Todos odian a Elon» desplegaron una imagen gigante de Bezos en la Plaza de San Marcos, para manifestar contra los superricos con el lema: «Si puedes alquilar Venecia para tu boda, puedes pagar más impuestos».
«Nuestra protesta no se trata de la boda en sí, sino de lo que representa», declaró a la BBC Simona Abbate, activista de Greenpeace.
«Esto no es solo la celebración de la boda de dos personas, es una muestra de un estilo de vida simplemente insostenible. Los más ricos viven entre excesos, mientras que otros sufren las consecuencias de una emergencia climática que no han creado».