Luego de su participación en el VI Foro Internacional Inter Universitario de Gestión Integral de Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático 2023, el investigador del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Ken Takahshi, conversó con El Tiempo sobre los efectos del cambio climático y el probable escenario de lluvias en el próximo verano.
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– ¿Cómo viene afectando el cambio climático a la formación del fenómeno
de El Niño?
La ciencia no es definitiva pero las últimas evaluaciones nos sugieren que la ocurrencia de eventos más extremos como del año 83 y 98 serían más frecuentes con el cambio climático, eso implica que en este último siglo (siglo XXI) podríamos tener una frecuencia de lluvias de hasta 57% más que lo que hemos tenido antes.
Eso implica que lo que hemos vivido nosotros no es necesariamente una buena referencia para decidir cómo es que deberíamos construir una infraestructura resiliente ante el cambio climático, tendríamos que considerar realmente ese posible aumento de frecuencia para asegurar que no vamos a vernos sobrepasados con las lluvias que vamos a tener más adelante.
Aún si no se da este aumento en la frecuencia de El Niño, lo que sí se espera es que las lluvias serían mayores. El otro tema, yendo más allá de las lluvias, es que si el Niño con un calentamiento de tres, cuatro o cinco grados se da en el futuro con un clima más caliente, se llegará a temperaturas mucho más altas de la que tenemos en este momento, entonces los impactos a la salud humana van a ser mayores que ahora.
-¿Cuál es el escenario más probable para el próximo verano?
Para el año que viene, no se sabe realmente qué tan intensas van a ser, pero lo más probable es que sea un evento entre débil a moderado para la región del pacífico oriental, en cuanto al pacífico central será un poco menos intenso. Si es que el calentamiento actual se mantuviera hacia el verano eso favorecería en la ocurrencia de lluvias importantes aún cuando no lleguen a los niveles del año 1998.
-En la ponencia, se mencionó que están realizando un estudio, ¿en qué consiste?
Son dos estudios en realidad. Primero, necesitamos mejorar la capacidad de pronosticar eventos como en los años 82-83 y 97-98 pero con más meses de anticipación, dar suficiente tiempo como para poder tomar acciones que en realidad deberían haberse ya tomado como parte de la prevención, a grandes rasgos lo que se quiere es predecir la probabilidad de que ocurra un evento como los que ya hemos tenido.
Entonces, hemos desarrollado un modelo usando la inteligencia artificial que ha sido desarrollado usando miles de años de simulaciones de modelos numéricos globales, luego lo hemos afinado con datos reales.
De tal manera que cuando lo hemos evaluado, El Niño del 97-98 lo pronosticó bastante bien, obviamente ya ocurrió pero si hubiésemos tenido este modelo habría funcionado bastante bien. Para el Niño actual lo que se está pronosticando es no un crecimiento como se vio en el 97 sino que (la curva del calentamiento) va bajando, esto es consistente con lo que la Comisión del ENFEN está pronosticando que es un Niño entre débil a moderado.
– En ese sentido, ¿Cuál es su exhortación a las autoridades?
La prevención no requiere un pronóstico, cuando tuvimos el Niño en el 2017, justo ese año publicamos el estudio que hicimos sobre el Niño de 1925, cuyos impactos fueron los mismos; me refiero a que las mismas zonas se han inundado, se tuvo enfermedades asociadas a las lluvias, muertes, daños en infraestructura y eso no es un tema de que el Niño cambie o no, simplemente no reducimos vulnerabilidades.
La prevención implica eso, que tomemos acciones cuando no está ocurriendo nada, no esperar a que algo ocurra y El Niño de 1925 fue hace casi 100 años atrás y Piura todavía no tiene drenaje pluvial y es lo que necesitamos tener.
Ahora, preparación es lo que se hace cuando algo inusual va a ocurrir, algo inesperado, que es lo que podríamos hacer nosotros con los pronósticos, esto debería ser el ‘extra’; es decir, cuando ya tenemos una ciudad resistente al Niño pero viene un “súper Niño” ahí es donde se deben hacer acciones adicionales como preparación, pero la prevención es lo primero, la gente se olvida aparentemente o baja la prioridad a acciones que ya deberían haberse hecho.