El especialista aseveró que esta problemática se debe a que la población conoce las leyes, pero se resiste a respetarlas. Considera que se necesita mano dura.
El Colegio Médico y la misma Dirección han alertado que los casos de coronavirus tenderán al alza en lo que queda del mes, pudiéndose llegar a los 16 mil casos nuevos mensuales. Sin embargo, no vemos que los piuranos estén tomando consciencia de la gravedad del asunto: no hay camas UCI, hay pocas camas hospitalarias, en las redes sociales circula demasiada información falsa.
Al respecto, el psiquiatra Julio Castro advirtió que esto se debe al problema llamado anomia social, además de que la ciudadanía busca protegerse de los eventos traumáticos a través de la negación.
– ¿A qué le atribuye usted que, en este punto de la pandemia, la población no haya tomado consciencia de lo delicado de la situación, que podría traer como consecuencia la muerte de muchos piuranos y peruanos?
Piura, sobre todo en ciudades como Talara y Sullana, es la que más tiene internet, redes sociales, televisión, pero esto no ocurre solo aquí, sino en otras partes del mundo, con la misma posibilidad de acceso a la información, como en Ecuador, Brasil, España, Italia y otros. Hay una serie de explicaciones, pero en líneas generales, le llamamos “anomia social”, por la cual la gente de todos los estratos sociales conoce las leyes y normas, pero las cumplen solo cuando les convienen, de forma individual u oportunista, por ejemplo, como con los impuestos, que sabemos que hay que pagarlos, pero no todos lo hacen.
-¿De qué manera se manifiesta la anomia social en los piuranos y qué consecuencias nos trae?
Se manifiesta con el desacatamiento de las normas, y esto se ve en América Latina y en la vieja Europa. Esto tiene que ver con el individualismo de la postmodernidad. La “viveza criolla” es universal: el vivo se pasa la luz roja del semáforo, es el que copia en el examen este es el comportamiento que explica lo que sucede aquí.
-¿También podría tratarse de cansancio por la pandemia?
Llevamos más de un año soportándola y alterando nuestra salud mental. Anna Freud habló también de un mecanismo de defensa, que suelen usar las mentes inmaduras, como la negación. Uno ve que han muerto vecinos, pero nadie de la familia, y piensan que no les va a pasar nada, pero cuando ya le toca a la familia o a él mismo, recién se preocupa.
Se niega a lo evidente que está ocurriendo en Piura o en otras partes, es casi suicida, es como jugar a la ruleta rusa: cruzo la carretera panamericana, que es de doble vía y los automóviles van a toda velocidad, y pienso que, si un auto me ve, se detendrá, lo cual no va a pasar, es obvio que me van a matar. Este es un comportamiento parasuicida.
-Entonces en Piura tenemos más gente irresponsable, que responsable frente al virus.
Como la gente que, bajo pretexto de un velorio, van a beber; y otros que van a sus playas privadas y hacen fiesta. Esto tiene que ver con la desestructuración de la sociedad; aunque hay gente responsable, no es la mayoría. La ciudadanía camina como si no hubiera pandemia, los comerciantes usan la mascarilla debajo de la barbilla; tienen la información, el virus muta, y está el pensamiento mágico de que no les va a tocar y, que si les toca, no van a morir. Pero cuando se enferma, caen en la realidad de que no hay más camas UCI. Entran en una pena neurótica porque ellos mismos se pusieron en esa situación.
-En todo caso, ¿cómo podríamos prevenir este tipo de conductas que atentan contra la salud pública?
Con una buena educación desde el hogar y continuarla en la escuela, que den normas de disciplina que deban cumplirse, pero en la comunidad, las autoridades también deben ser un ejemplo a seguir. Los niños también aprenden de estos. Por ejemplo, si vemos que el alcalde de Piura celebra su cumpleaños a puertas cerradas, ¿qué ejemplo está dando? Son el reflejo de lo que somos nosotros. Luego, Chile va camino al desarrollo y tiene la mayor prevalencia de vacunas, debería haber menos casos, pero han aumentado porque, en las vacaciones que tuvimos hace poco, salieron a playas y a fiestas. Hemos estado encerrados tanto tiempo que hemos perdido tolerancia. Chile ahora también está colapsado.
-La educación comienza en casa y continúa en las escuelas, ¿cómo podemos sobreponernos a la traba de que estas estén cerradas?
Algunos tenemos acceso a la educación virtual, que trae cosas buenas, pero también mucha desinformación: cualquiera sube un video falso sin citar fuentes sobre el dióxido de cloro o la ivermectina como fármacos que previenen la COVID-19. Si el mismo gobernador, que es médico, no respeta la voz de la ciencia, ¿qué podemos esperar de los demás? Lo que estamos viviendo es una anomia social y va a ser difícil transformarlo.
-¿Hace falta ser más severos en las sanciones?
Unos dicen que debemos poner mano dura, dicen que los manden a la cárcel, pero si allí no hay ni espacio; otros dicen que los pongan a limpiar los hospitales, pero eso un riesgo para su salud. Debe recuperarse el principio de autoridad, pero no porque la autoridad lo digo, sino porque se lo tiene que ganar. Pero sí debe haber mayor represión a los que transgredan las normas, las fuerzas del orden tienen derecho a usar la fuerza, pero con límites, cuando vean transgresores que incluso los insultan. Es un tema que nos compromete a todos. No hay oxígeno, no hay camas, y encima mandan donaciones a Trujillo cuando aquí la gente se muere porque no hay oxígeno.