La impresión general de la ciudadanía es que no puede pasar una semana sin que el presidente Castillo meta la pata. El nombramiento del polémico Ricardo Belmont como asesor de la presidencia ha provocado una reacción unánime incluso en la izquierda, la de que el presidente Castillo ha cometido un error garrafal pues pone a su lado a un exalcalde más recordado por sus dudosas actividades empresariales y por sus opiniones que lo ponen en el sector más conservador y conspiranoico del espectro político.
¿Qué podría aconsejar Belmont, quien cree -a pesar de los millones de muertos- que el coronavirus no existe como enfermedad y que es un bulo o una “plandemia”? ¿Instaría al presidente Castillo a profundizar la política de vacunación? ¿Qué podría decir Belmont en materia de género e inclusión, cuando durante años ha hecho públicas sus opiniones misóginas y xenófobas? ¿Cómo debemos entender aquella frase del propio Belmont, quien días antes de su pomposo nombramiento dijo que “lo bueno de los ladrones es que solos se juntan” Sabemos que Belmont Cassinelli representa al ala dura de Perú Libre, partido al que acompaña desde que se llamaba Perú Libertario. ¿Pero es Belmont un marxista-leninista?
Luego del autogolpe de 1992, su posición frente a la dictadura fue ambigua; años después reapareció del olvido de la mano del Frente Independiente Moralizador de Fernando Olivera. Años después dio un sorpresivo giro -solo nominal, seguramente- a la extrema izquierda.
Recordemos que, a diferencia de la izquierda europea o de la socialdemocracia, en nuestro país la izquierda dura suele ser bastante conservadora -lo que explica algunas declaraciones de Pedro Castillo en tiempos de campaña, el antisemitismo de Vladimir Cerrón y las fobias diversas del exalcalde de Lima devenido hoy en asesor. Los odios parecen ser los únicos puntos comunes entre el presidente del sombrero, el despechado líder del partido y el repentino asesor; pero, a diferencia de los dos primeros, Belmont no ha mostrado en ninguna de sus facetas preocupación alguna por el “proletariado” -de hecho, cuando fue alcalde de Lima tercerizó el servicio de limpieza, quitando a los empleados municipales varios beneficios-.
Pero Belmont es muy amigo de Cerrón. ¿Será esta la “cuota de poder” del partido?