Piura ha marchado junto al resto del país en la protesta general contra el (des)gobierno de Pedro Castillo. La marcha, hecho el balance general, ha sido importante pero, obviamente, no se puede pretender que una movilización ciudadana sea suficiente para acabar con la angustia diaria que significa Castillo en pleno ejercicio del poder.

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Solo en contadas ocasiones, las manifestaciones suelen convertirse en una marea humana que arrasa con sus enemigos; lo común es que esta expresión cívica se traduzca en nuevas acciones de presión política -incluso militar, aunque estamos de acuerdo que en las actuales circunstancias no sería conveniente ninguna intervención uniformada, pues sería un retroceso para la democracia-.

Castillo no reacciona a pesar del montón de acusaciones en su contra y de las pruebas que a diario aparecen, las marchas anteriores no le hacían ni cosquillas, pero debemos aprovechar la fuerza motriz que estamos generando para emplazar a aquellas autoridades y congresistas que no están alineados (supuestamente) con la corrupción oficialista a actuar políticamente y lograr la transición democrática del poder, preparar la etapa post-Castillo que debe ser de reconstrucción moral del país.

Nos toca participar activamente a través de todos los canales y medios para contribuir a la gesta nacional de dar fin a una gestión que ha decepcionado a todos, que ha convertido a la militancia y el fervor en fanatismo ciego, que ha cambiado los valores éticos por cuotas de poder y autoridad de humo.

¿Qué más esperamos ver? ¿Queremos ver al país sumido en la miseria moral como Venezuela? Debemos tomar en cuenta que hasta sus mismos socios ideológicos han tomado distancia de la gestión de Castillo y le han negado permiso para que asuma la etiqueta de “izquierda”.

Si hasta los propios camaradas han marcado distancias, ¿qué esperamos nosotros para plantarle cara al poder? Otro movimiento, otra marcha pero, sobre todo, la exigencia al poder para que rinda cuentas. Con cada movilización, el Perú parece revivir y reasentarse en la soberanía popular, pero es necesario que estas acciones sean secundadas por los políticos que tienen entre sus facultades la de rescatar a la patria del caos.

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