Los gobernadores, alcaldes y directores de las diferentes instituciones públicas se han quejado por la falta de dinero para la ejecución de obras. Siempre han justificado su ineficiencia con la falta de recursos. Sin embargo, esto no es cierto. Es el caso de las actuales gestiones regional y municipal, que tienen recursos, pero no saben cómo invertirlos.
En el Gobierno Regional, de cada cien soles que le han asignado este año, para obras, solo ha ejecutado 44. Esto es menos de la mitad, y ya solo quedan dos meses para terminar el año. Es prácticamente imposible llegar a, por lo menos, 90% de la ejecución presupuestal.
¿Por qué sucede esto? En primer lugar porque de por sí el sector público es ineficiente, porque a los organismos del Estado llegan las personas por amiguismo y por haber gritado en calles y plazas a favor de un candidato. Nunca llegan por méritos o por concurso. La meritocracia no existe.
Una vez que un trabajador ingresa a la administración pública se queda para siempre. Poco a poco gana derechos. Cada nueva administración va con su gente y así se alimenta una enorme burocracia.
En segundo lugar, los candidatos a gobernadores, alcaldes o congresistas ponen todos sus esfuerzos en ganar la elección, pero nunca se preparan para gobernar. Llegan al poder sin conocer cómo funciona la entidad que van a dirigir y se pasan la gestión pagando favores políticos y ofreciendo obras que no se pueden hacer.
En tercer lugar, a los alcaldes y gobernadores no les interesa hacer una buena gestión. Solo quieren el poder para beneficiarse de él y, como tal, apañan a malos funcionarios, dejan que las obras se paralicen, no ponen empeño en que los expedientes técnicos se hagan bien. En definitiva se pasan el tiempo en inspecciones y recorriendo la región o la provincia, pero no para solucionar algo, sino para hacer campaña con miras a una próxima elección.
Lamentablemente este circulo vicioso va a seguir hasta que no haya políticos que pongan, por encima de todo, la necesidad de resolver los problemas de las personas. Que sus metas sean las dejar una obra que sirva, que beneficie a sus votantes. Los electores deben entender que dinero hay, pero la voluntad de los gobernantes nos sume en la miseria.