La celebración de la Navidad, aún sin el tradicional reencuentro familiar, restricciones en el transporte y el vacío dejado por quienes ya no están, nos ha permitido reflexionar sobre la importancia de la familia, el milagro de la vida y la salud, recuperando así el optimismo y la fe en que, si nos unimos, sí es posible un futuro mejor para todos los piuranos.

Todavía contagiados de la alegría de estas fiestas, conviene ver en el pesebre y también en el amor que mueve a los integrantes de cada familia, expresado en su trabajo y esfuerzo diarios; el consuelo, serenidad y confianza que tanto necesitamos para superar el desánimo y cansancio causados por más de nueve meses de pandemia.

Ver lo positivo que hay a nuestro alrededor, promover la unión y solidaridad en medio de golpes tan duros para la región como el incremento de fallecidos por COVID-19 de 14 a 23 (solo entre el martes y miércoles últimos) puede parecer utopía, sin embargo está a nuestro alcance y es la única manera de superar las crisis y la pandemia.

Ayer decíamos que en las actuales circunstancias el mejor regalo navideño es evitar el contagio. Otro presente bien podría ser poner nuestra cuota de optimismo identificando en medio de los problemas todo lo positivo que también está pasando, como los efectos del reinicio gradual de actividades económicas que ya empezó a sentirse en la reactivación económica de Piura.

En la pesca, según un informe del INEI, en los últimos meses, sobre todo en setiembre, ha sido notorio el incremento de una mayor captura de recursos marinos para la industria de congelados en los puertos de Paita, Bayóvar, Las Delicias, Talara y Parachique, especialmente durante el mes de setiembre. Desde julio la región duplicó de 55 millones a 103 millones de dólares sus exportaciones pesqueras. Eso significa recuperación de empleos.

En el tercer trimestre el sector de la construcción también se recuperó y creció 0,4% luego de caer 69% en el segundo trimestre. En este caso el gran impulso ha sido el reinicio de actividades de la tercera fases de la reactivación económica y la dinamización de la inversión pública.

Si el COVID-19 no pudo arrebatarnos la Navidad, tampoco podrá impedir que Piura, una de las regiones con más desastres naturales en su historia, vuelva a levantarse.