El Gobierno del presidente, Pedro Castillo, ha cumplido los cuarenta días con mucho ruido y pocas nueces. Es cierto que es poco tiempo para ver resultados, pero lo que se avizora es incierto y poco prometedor.
En primer lugar, Castillo intenta mantener la popularidad que tuvo al inicio de su mandato y en esa línea comenzará a repartir dinero vía bonos, millones de soles para obras de inversión pública y la inclusión del gas en la franja de precios.
El tema de los bonos va a paliar la situación de un sector de la población afectado por la crisis, pero será una “solución temporal” y estos subsidios no llegan a las personas que más lo necesitan.
Economistas como Juana Huaco señala que, en el caso del dinero para obras de inversión no se va a generar empleo como se pretende, porque el problema no es el dinero, sino cómo ejecutar las obras. “Ahí están los resultados de varios gobiernos regionales y municipalidades que no llegan al 50% de ejecución presupuestal”, dice.
En este sentido, basta analizar los presupuestos de las entidades públicas y ver que hay obras paralizadas por mala calidad de los expedientes técnicos y por corrupción.
En lo referente al precio del gas, hay que señalar que el subsidio será de dos a cuatro millones de soles diarios y no será sostenible en el tiempo porque el costo provocará pérdidas de hasta 1.700 millones de soles por año, sin tener en cuenta que el precio de los combustibles puede subir más porque están sujetos a lo que dicta el mercado. El subsidio del precio del gas, como el bono, no está focalizado y por lo tanto pierde su sentido de favorecer a quienes más lo necesitan.
Sin duda, el presidente Castillo está tratando de mantener su popularidad sin mirar el problema en su conjunto. La economía necesita reactivarse y se debe buscar la forma de generar empleo, porque el dinero que sale de las arcas fiscales es finito y no queremos repetir experiencias de hace 40 años.