En medio de una preocupante crisis política y económica, el presidente de la República, Pedro Castillo, llega hoy a nuestra región para sostener una importante reunión con las autoridades locales y regionales.
Lo que se le pide al mandatario es que no se olvide de impulsar la reactivación mediante aquellas importantes obras (desde las obras ribereñas hasta los hospitales) que quedaron postergadas, pero que contribuirían a revivir la economía y sociedad piuranas. Así también, se le exige disponer todas las medidas necesarias para garantizar el impulso necesario a la vacunación: a diferencia de otras regiones, la nuestra ha tenido un avance lento y solo ha encontrado impulso en las últimas semanas. La situación aún no es la mejor y se requiere del buen hacer de las autoridades para que pueda ser mucho más beneficiosa para la población. Por último, un pedido que va aparejado al anterior: el aseguramiento del presupuesto al sector salud para enfrentar la tercera ola.
Más allá del argumento de que Piura aporta al erario nacional un considerable porcentaje (4%), que es una razón poderosa para que el Ejecutivo atienda los reclamos que desde hace años y desde hace varias gestiones hemos presentado, el presidente Castillo debe considerar que la situación de Piura es la de una región golpeada en grado extremo por la naturaleza y por las contingencias humanas. La sostenibilidad del país pasa por la atención pronta de las necesidades y urgencias de las regiones. Las últimas elecciones han demostrado que el Perú provinciano tiene identidad y potencia políticas que, en muchas circunstancias no se condicen con su desarrollo infraestructural y social. ¿Quiere la gestión de Castillo ser recordada por su apertura a las regiones y por su intento de profundizar la descentralización? Entonces, debe escuchar a Piura, a sus autoridades pero, sobre todo, a su gente.
Esperemos que la visita del presidente -la segunda en los pocos días de su gestión- no sea infructuosa y que las autoridades puedan tener un diálogo constructivo y concreto. La ciudadanía necesita respuestas a sus anhelos y no es tiempo de continuar con la eterna danza de promesas y de proyecciones a mediano o largo plazo. Lo que se necesita es acción. Esperamos que el tiempo sea invertido de la mejor manera.