Por inevitables que sea el susto y los sobresaltos ocasionados por la couyuntura política a la que ayer se sumó el fuerte sismo de 6.1 grados, los peruanos tenemos el reto de aprender las lecciones que nos dejan 200 años de Independencia, una de ellas la de sobreponernos y superar las dificultades.
Tal como lo señaló el docente universitario Pavel Elías, en nuestra edición del último jueves, en estos últimos 200 años de vida independiente, el Perú ha tenido que hacer frente a inumerables crisis tal vez más difíciles que las actuales. Y quienes nos antecedieron supieron salir airosos de estas.
Necesitamos aprender de ellos. Para el arzobispo José Antonio Eguren Anselmi, el que los peruanos estemos celebrando el Bicentenario en medio de una injusta crisis política, sanitaria, económica y educativa podría ser muestra de que no hemos aprendido la lección histórica que nos enseña que la unidad y la moral de un país se tienen que defender y alimentar cada día, con sacrificio.
Poder generar, por ejemplo, la calma y la confianza que el país pide a gritos para estabilizar la economía, no se debió nombrar a un premier que genera todo lo contrario, incertidumbre y desconfianza debido a su acusación de apología al terrorismo, improvisación e inexperiencia; esto demuestra indiferencia y desconexión del presidente Pedro Castillo con la población.
Precipitar una nueva alza del dólar que ayer superó los 4 soles y causar una de las mayores caídas de la Bolsa de Valores por aceptar las evidentes imposiciones del presidente de Perú Libre, es algo que el país nunca olvidará, menos quienes votaron por el presidente Castillo, principalmente los que no podrán recuperar el empleo debido a la espiral inflacionaria que causará un gabinete tan improvisado en un momento tan delicado.
Aún está a tiempo. Si quiere ser consecuente con su mensaje conciliador del 28 de julio, lo menos que puede hacer es rectificar y reestructurar su equipo. Si no lo hace pone en riesgo la gobernabilidad del país.
