El reporte récord del Ministerio de Salud de 433 fallecidos por coronavirus en un solo día nos da una clara muestra de que, a un año de la pandemia, los “expertos” del Gobierno central no saben aún qué hacer. Desde ayer es obligatorio portar caretas faciales en los centros comerciales.

¿No es una medida tomada demasiado tarde? En vez de jugar con las medidas, las pruebas rápidas y las cuarentenas, ¿no se debió ordenar esto para prevenir la ola de contagios?

Ciertamente, los ciudadanos no nos hemos comportado a la altura de las circunstancias y aún ahora, cuando la segunda ola se lleva a centenares de vidas, siguen celebrándose “fiestas COVID”, reuniones clandestinas, borracheras de vaso compartido; incluso el meretricio se ha vuelto incontrolable.

A pesar de todo esto, no es posible culpar exclusivamente a la población: en una edición anterior mencionábamos que estas conductas ilógicas también podían entenderse como desesperados mecanismos de defensa para negar la gravedad de lo que ocurre. Algunos recurren a las diversiones clandestinas; otros, a las drogas. Los más tranquilos desafiarán por unos segundos el toque de queda. Unos y otros quieren sentir un poco de esa libertad arrebatada por causas que todavía son un misterio.

La otra responsabilidad es de nuestras autoridades: ¿Qué han hecho el Minsa, EsSalud, la Diresa y todos los funcionarios involucrados para atender las demandas de la población? Recordemos que la salud es una realidad integral y cuando reclamamos a las autoridades por sus actos u omisiones, nos referimos a la implementación de medidas destinadas a contener, por ejemplo, los efectos psicológicos de la pandemia.

¿Podemos decir hoy que nos encontramos equilibrados, sosegados, confiados? ¿O, por el contrario, el estrés o la depresión se han convertido en nuestros compañeros inseparables? En ese sentido, la tarea sanitaria es mucho más compleja, pero creemos que se ha perdido tiempo, que en algunos casos se ha procedido desde criterios ideológicos inadecuados para la situación y que no se han tomado decisiones correctas, lo que nos ha costado, lastimosamente, vidas humanas.

Es probable que, así, nos cueste todavía un tiempo hallar un rumbo científicamente válido y humanamente consciente.