La pregunta que muy pocos se atreven a responder en estos días de turbulencia y choque de poderes es hacia dónde irá a parar el país, luego del terremoto político de estado tras la denuncia constitucional presentada por la fiscal de la Nación contra el presidente Pedro Castillo, como presunto cabecilla de una organización criminal.
Es indignante que mientras naciones vecinas empiezan a recuperarse de la pandemia y la crisis económica, el país siga paralizado e incluso está retrocediendo en el segundo año del gobierno del “presidente del Bicentenario”.
A decir de especialistas consultados, Perú se mantiene en un clima de permanente zozobra gracias a un presidente de la República que se resiste a aceptar que perdió legitimidad y autoridad moral para gobernar y a una extrema derecha que aprendió a beneficiarse del río revuelto y sabotea todo intento de poner fin a la crisis.
El principal efecto de este interminable clima de inestabilidad y ruido político es que los sectores considerados locomotoras de la economía, minero y agroexportación, se ven obligados a postergar sus decisiones de inversión.
Mientras el Ejecutivo y sus ministros escuderos, presas de la desesperación, repiten el consabido libreto de su presidente víctima, el país sigue a la deriva.
Las mypes, solicitan al Gobierno la creación de un programa crediticio, tasas de interés más bajas, como una de las soluciones concretas para su reactivación; los empresarios griferos exigen se les diga cuándo se normalizará el abastecimiento de combustible; los médicos paralizaron dos días exigiendo mejores remuneraciones; en fin, las familias duermen a sobresaltos al no saber cómo enfrentar el alza interminable de alimentos y medicamentos; pero el Gobierno sigue en silencio porque su prioridad es otra: salir a pechar al Ministerio Público, denunciando por prevaricato a la fiscal de la Nación, interponiendo una demanda de amparo contra la Comisión de Constitución.
Aunque ninguno de estos manotazos de ahogado les rendirá fruto -según los analistas consultados-, el pánico ante el riesgo de perder el poder, los mantendrá ocupados y serán capaces de lo que sea con tal de mantener a Castillo vivo políticamente.
El país se enfrenta al dilema de encontrar y aplicar a la brevedad posible una solución política a la crisis o la desaceleración económica se acentuará.
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