¿Serán demasiado inocentes en el Gobierno Regional? Al gobernador García, un poco más y le venden la Plaza de Armas, dirán los que quieren pensar que detrás de este sospechoso asunto de las cartas fianzas falsas y los S/4 millones desembolsados ha habido buena fe.
No acusamos a nadie -esa será labor de la justicia, y esperamos que lo haga pronto- pero es sumamente sospechoso que el GORE pretenda negociar con un consorcio cuyos miembros han sido inhabilitados para contratar con el Estado. Los han sancionado tres veces, y actualmente, según la última información obtenida de fuentes fiscales, sus representantes se encuentran bajo investigación en libertad.
La última denuncia contra estas empresas -Masedi Contratistas Generales S. A. C. y MNDC Constructores y Logístisca S. A. C.- fue por la obra de un edificio en Miraflores (Lima) pues presentaron cartas fianzas falsas por seis millones de soles. ¿Puede haber una autoridad tan ingenua -para no usar el sofocletiano sustantivo- como para entregarle tanto dinero -que bien serviría para obras de calidad, oxígeno o lo que sea para mejorar la vida de los ciudadanos- a unos presuntos estafadores? Es como entregarle el chanchito de los ahorros a Carlos Manrique y creerle que te devolverá dos.
En este caso no puede haber disculpas ni perdones ni segundas oportunidades: si se comprueba que se ha querido robar, que se expulse al mal funcionario de la gestión pública, que se le decrete la “muerte civil” (¿todavía existe esa ley?”), que el castigo sea ejemplar y que siente el precedente de que en esta tierra, caliente por el sol y la rabia, el delito se sanciona.
Ladrones, seudoempresarios, politicastros, opinólogos, docentes, autoridades de la peor calaña se pasean por esta vida pues saben que este es el país sin memoria, el de corazón abierto y que perdona hasta a miserables terroristas.
Cambiemos las cosas. Pensemos que ser un país no significa votar por nuevos sinvergüenzas cada cierta cantidad de años. Ejercer nuestra vida ciudadana pasa por quitarnos de encima a los incapaces, a los inútiles que ahora hasta piensan en traer vacunas cuando durante meses han promocionado la muerte con la ivermectina.
La ley tiene los mecanismos y los ciudadanos tenemos la palabra.