Finalmente, hoy es la presentación ante el Congreso del Consejo de Ministros -el cuarto en solo siete meses- en busca de la confianza, pero llaman la atención los detalles que rodean al asunto:
1) Hasta la noche de ayer, las matemáticas claramente favorecían al Ejecutivo, a pesar de que algunos congresistas -con Jorge Montoya a la cabeza- intentaban sacar las firmas faltantes para solicitar el debate de la vacancia contra el presidente Castillo. La nómina con las firmas ausentes fue publicada la noche del domingo y provocó cierto revuelo en las redes sociales. Algunos congresistas, como Roberto Chiabra, movilizados por el enojo de cientos de cibernautas, optaron por fimar el planillón de Montoya aunque todavía no se llegaba a la cuota mínima. ¿Por qué no cala en el parlamento el mensaje de la vacancia como sí ocurre en la calle? Definitivamente, el Congreso parece tener otra estrategia, otorgará la confianza y luego derribará ministros como lo ha hecho en los gabinetes anteriores prolongando la inestabilidad política.
2) Pedro Castillo y Aníbal Torres tampoco parecen tener vocación por la estabilidad y la gobernabilidad; de otro modo, ya habrían reemplazado a Hernán Condori por otro ministro de Salud con mayor convocatoria. Incluso, habrían intentado negociar con Cevallos su retorno al Minsa, pero está claro -aunque Cerrón lo niegue- que el núcleo duro de Perú Libre vuelve a tener injerencia en las decisiones de Gobierno luego de la defenestración de los “caviares”. Probablemente, Condori sea el primer ministro “sacrificado” tras el otorgamiento de la confianza, lo cual pone en evidencia que el Ejecutivo no entiende la real dimensión del problema sanitario en el país.
3) Quizás este punto sea el más llamativo. Hoy también se conmemora el Día de la Mujer, y precisamente en el gabinete hay ministros que demuestran que este gobierno, aunque es de izquierda, no tiene ni el verbo ni las intenciones progresistas de defender a las féminas de la violencia: de otro modo no puede entenderse cómo es que Aníbal Torres se presentará llevando consigo a un ministro denunciado por maltratos y a otro que alegremente asumió la defensa de un violador. ¿Qué mensaje nos deja esto? De darse la confianza, como seguramente ocurrirá, ¿qué dirá la ministra Miloslavich, tan ligada a las protestas en pro de la igualdad de género, acerca de sus colegas?