Las explicaciones del ministro del Interior, Dimitri Senmache, revelan que, a pesar de las mil justificaciones y “peloteos” entre dicho sector y el Ministerio Público, hubo una negligencia sospechosa de las instituciones que han permitido que el exministro Silva, principal eslabón de las muchas denuncias contra Pedro Castillo, siga prófugo.
Hay congresistas que ya han exigido la inhabilitación del ministro a causa de esta fuga que, en nuestra opinión y apelando al más elemental criterio, parece haber sido favorecida por la ceguera premeditada de las autoridades. Sin embargo, también creemos que no es este el tiempo de las sanciones, pues antes debe esclarecerse la ubicación del exministro de Transportes, señalado por Zamir Villaverde por ser nexo del sistema de coimas en el Ejecutivo.
El deterioro moral de este Gobierno ha trascendido, incluso, las sospechas de fraude electoral que en un principio dominaban el escenario político. Clausurado por el propio Congreso ese capítulo de suspicacias, es posible mirar con claridad y sin distracciones hacia la vacancia, uno de los mecanismos contemplados por la ley para resolver esta grave crisis en que hemos caído sin que el futuro parezca prometedor o menos traumático.
Es tiempo de mirar hacia la causal de incapacidad moral: recordemos que con solo sospechas el Congreso vacó a Martín Vizcarra y ahora, a pesar de los testimonios, de las continuas aseveraciones y las acciones de sus excolaboradores, Pedro Castillo parece haber sorteado cualquier adversidad política de manera injusta. El país no puede seguir soportando en el máximo cargo a quien no solo no está preparado para detentarlo, sino que tampoco tiene la solvencia moral para erigirse en auténtico líder de la nación, aquella persona capaz de guiarnos en esta época de crisis generalizada hacia una solución sostenible.
¿Qué espera el Congreso? ¿Qué hace limitando su acción política a pedir explicaciones a Senmache, quien a esta hora a demostrado que el Ejecutivo no responde a los intereses nacionales, sino a los de una pequeña camarilla donde Pedro Castillo es la cabeza? El parlamento debe cumplir con su misión constitucional y no asumir la indigna tarea de cómplice en este desmantelamiento progresivo del Estado peruano.
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