El pasado 1 de enero, mientras muchos celebraban el advenimiento del Año Nuevo o se reponían después de amanecerse bailando, los bomberos atendieron 29 emergencias en toda la región, entre ellas incendios que destruyeron al menos 16 vivienda, dejando medio centenar de damnificados en Sechura y Sullana.
Piura no fue la única región que sufrió siniestros. Poco menos de un día antes del 2022, un globo de cantoya desató un incendio en un almacén cercano al mercado Mesa Redonda en Lima, haciendo recordar la tragedia de hace 20 años, cuando varias galerías comerciales de este concurrido lugar ardieron causando la muerte de más de 400 personas.
Según las estadísticas, en el país los incendios han sido provocados en su mayoría por la desidia de las autoridades y negligencia de algunos ciudadanos, como en el caso de Mesa Redonda, en donde tuvo mucho que ver la informalidad reinante y el descuido de parte de las autoridades, al hacer poco o nada por impedir la instalación de galerías informales llenas de objetos inflamables, locales sin escapes, a lo que se sumó una masiva concurrencia de personas que pugnaban por hacer compras de última hora. Algo muy similar a lo que ocurrió el 24 de diciembre y el 31 de enero.
¿Se pudo evitar una tragedia? Por supuesto. Como también se pudo evitar que 140 puestos del Mercado Modelo de Piura colapsen por el incendio del 11 de marzo del año pasado, con mayor fiscalización y mayor nivel de responsabilidad de parte de los comerciantes en el cumplimiento de las normas de seguridad.
Las causas de los recientes incendios en Sullana y Sechura aún no están claras, pero conviene promover desde las municipalidades, con apoyo de los bomberos, jornadas de concientización e identificación de riesgos en el hogar, bodegas y mercados, por lo menos en zonas con alta incidencia de incendios.
La ayuda humanitaria para los damnificados debería complementarse enseñándoles a ellos y a sus vecinos a identificar claramente el riesgo, que sepan por qué ocurren los siniestros (instalaciones eléctricas peligrosas, balones de gas defectuosos, velas encendidas olvidadas, etc.), así como qué hacer ante una emergencia y, por supuesto, cómo evitar nuevos siniestros.