Una vez más el Gobierno se ha burlado de Piura al declararla en emergencia pero sin comprometerse a financiar las urgentes obras de prevención que la población está esperando para reducir el gravísimo riesgo que representa el Niño global y el persistente Niño Costero para la infraestructura urbana, el agro y la integridad de los ciudadanos.
Nuevamente la suerte de casi dos millones de piuranos depende de su capacidad para exigir a sus autoridades no ser marginados. Con su decreto 072-2023 declarando el estado de emergencia en Piura y otras diecisiete regiones del país, por peligro inminente, lo que ha hecho el Gobierno nacional es lavarse las manos. Tal como lo hizo en marzo, esta vez se apresuró en anunciar la declaratoria pero al mismo tiempo advierte que no dará los recursos.
PUEDES LEER ? Dengue en Piura: Contraloría alerta falta de insumos y medicamentos en centros de salud
Cuando el Comité de Acción Rápida, conformado por las municipalidades y el GORE, esperaba que con la publicación de la norma se dé pase al inicio de las transferencias para unas 200 actividades por un valor estimado de 1.200 millones de soles, se emitió un DS que no es más que una una declaración retórica o lírica.
Como era de esperarse, los 65 alcaldes de la región han pegado el grito al cielo, señalando que es imposible que los gobiernos subnacionales puedan cubrir tamaño presupuesto, más aún cuando vienen ya bastante golpeados al tener que ejecutar obras no previstas durante la anterior emergencia, muchos ya no tienen recursos.
Ejemplifica esta vergonzosa situación la Municipalidad de Piura a la que sólo se le asignó 100 mil soles para afrontar el Niño Costero, un monto insignificante teniendo en cuenta que la comuna tuvo que modificar su presupuesto por 4 millones 500 mil, para poder atender las necesidades de la población.
Compartimos la contundente postura expresada en nuestra edición de hoy por un especialista, un representante de la Iglesia y un empresario. Los decretos supremos no sirven para nada. El Niño no es un juego, exige identificar fuentes de financiamiento y acciones concretas. Si el Gobierno pretende seguir manejando la emergencia con el mismo nivel de improvización demostrado durante el anterior periodo lluvioso, está muy equivocado. La solución pasa por crear una comisión de alto nivel con presupuesto específico para ejecutar las obras prioritarias.