El Perú que Francisco Sagasti entregará a Pedro Castillo este 28 de julio, Día del Bicentenario de la Independencia, es un país dividido políticamente que, a pesar de la incertidumbre de estas semanas, empieza a recuperarse de la caída de 11,12% que sufrió la economía en 2020 por la pandemia y de la pérdida de dos millones de empleos.
Hay quienes piden estar atentos a lo que diga en su primer mensaje presidencial, a cómo lo diga e incluso al tono con que haga sus anuncios, porque a partir de allí habrá marcado el rumbo de muchos aspectos clave para los próximos cinco años, en diversos temas fundamentales como Salud y, lo más esperado, en cuanto a su plan para reactivar la economía.
Tres días antes de que le pongan la banda presidencial, sin embargo, el país está expectante de sus compromisos y respuestas decisivas que pronuncie hoy ante el fundador y dirigentes de Perú Libre, el partido izquierdista que lo llevó al poder y que no quiere dar su brazo a torcer e intentará imponerle la aplicación de propuestas lesivas e inviables para la estabilidad económica y sostenibilidad del país, una de ellas la convocatoria a una Asamblea Constituyente y el cambio de la Constitución.
Cualquiera que sean los planteamientos durante el congreso nacional partidario de PL, el presidente no puede cerrar los ojos a la realidad y esta es que su gran reto en el plano económico, no es empujar al país al despeñadero con experimentos sino frenar lo antes posible la incertidumbre.
En opinión de analistas y firmas consultoras de riesgo, lo urgente es que logre la credibilidad de los inversionistas peruanos y extranjeros, que dé señales claras y comprobables de que hará un manejo objetivo y profesional de la economía, convocando a técnicos sólidos.
No solo eso. Antes, durante y después del mensaje debe dar muestras comprobables de que su política económica al 2026 no se radicalizará a medida que avance su periodo presidencial, como teme la consultora de riesgo Eurasia.
Revertir un clima caracterizado por las expectativas negativas en el sector privado y cuando el dólar roza los S/4 desde hace mes y medio, no depende solo de la voluntad de Castillo y su equipo técnico, sino de su capacidad para convencer a un Congreso fragmentado, donde Perú Libre tiene solo 37 de los 130 escaños.
De entrada debe evitar sí o sí que el dólar siga subiendo y que los precios de los alimentos no se muevan al alza, asimismo que los capitales privados no sigan saliendo del país. El líder del lápiz no tendrá tiempo para una “luna de miel” como anteriores presidentes.