El último lunes la caótica concentración de simpatizantes de un conocido partido político (con desmayados incluidos) con motivo de la llegada a Piura de su candidato presidencial, puso en riesgo no solo a los propios manifestantes, sino a los agentes de la Policía que debieron ingeniárselas para controlar a una turba que simplemente se burló de la ley.
Y el postulante, bien gracias. Los ciudadanos en situación de riesgo, los que aún no se han contagiado porque siguen estrictamente las medidas preventivas, los que temen reinfectarse pero principalmente los héroes de blanco (enfermeras, médicos y todo el personal de primera línea) están realmente preocupados por lo que va a pasar a consecuencia de las fiestas de “celebración” de Semana Santa y los cierres de campaña anunciados para los últimos días de la contienda.
Es positivo que el JEE de Piura haya recordado que están prohibidas las caravanas de campaña debido al riesgo de colapsar el sistema de salud, corresponde a la PNP y Fiscalía hacer cumplir la ley. Si en Lima (San Juan de Lurigancho), el lunes la Policía suspendió el mitin de un postulante al sillón de Pizarro, en cumplimiento a los protocolos sanitarios, ¿por qué en Piura no se hace lo mismo?
Al respecto, cabe recordar que una de las medidas de seguridad y prevención contra la COVID-19 dispuestas el pasado 31 de enero por el Ministerio de Salud (Minsa) para preservar la salud durante las actividades de la actual campaña electoral, es precisamente que en los departamentos de riesgo extremo no se realicen actividades políticas de carácter presencial. Si Piura está en esa grave situación, no se entiende por qué se permite caravanas y mítines que no hacen sino temer que la situación sanitaria empeore más de lo que ya está.
Aquellos partidarios que quieran manifestar su apoyo en cierres de campaña entre hoy el viernes, deben saber que actualmente circulan en Piura las variantes brasilera y británica que con su altísimo riesgo de contagio están disparando las cifras, cada día fallecen 13 personas, cada vez más pacientes de entre 30 y 59 años engrosan las listas de espera por una cama hospitalaria o UCI en los hospitales colapsados.
Si de por medio está la vida de electores y candidatos (algunos están infectados y acaba de fallecer uno en La Libertad), lo mejor, como la citada directiva recomienda, es que partidos y candidatos prioricen los mecanismos de difusión virtuales, digitales o no presenciales incluso para sus cierres de campaña.