Todos los años el valle de San Lorenzo, uno de los más productivos del país, tropieza con la misma piedra: la proliferación de cultivos informales que a pesar de haberse convertido en una seria amenaza para el sostenimiento del valle, pasa desapercibida y solo sale a relucir cuando el problema alcanza niveles críticos. Si bien son inevitables las épocas de estiaje como la actual, las complicaciones serían menores si las autoridades encargadas ejercieran una administración más eficiente y clara del agua.
El principal problema -al menos por ahora- no es que en lugar de ingresar la cantidad deseada al reservorio, se pierda miles de m3 por filtraciones y evaporación, sino que se continúe sembrando de manera indiscriminada. Aunque se mejore el reservorio, aunque llueva y tengamos suficiente agua, seguirá faltando si no se recuperar el principio de autoridad.
De nada servirá optimizar los sistemas de almacenamiento en esta presa y en Poechos, incluso si se construyen reservorios satelites en el Alto Piura, si por ejemplo desde la Autoridad Admistrativa del Agua se sigue dando permisos temporales para cultivos transitorios que usan
poca agua como maíz, para que luego estos usuarios usen el recurso irresponsablemente en otro tipo de cultivos, como viene ocurriendo.
La Junta de Usuarios de San Lorenzo no debe esperar que lleguen un déficit histórico (en agosto solo ingresaron 9 de los 21 MMC proyectados, generando un déficti de 12), para recién aplicar “medidas drásticas”. Aplicar medidas severas contra la informalidad dejando sin agua a quienes siembran sin autorización no debe ser una medida excepcional sino permanente.
El imperio de la ley no lo es todo. Urge planificar el uso y las mejoras de la infraestructura de riego ya no solo con la mentalidad de siempre, sino con visión de futuro.
Temporadas de escasez habrán e incluso se agudizarán a consecuencia del cambio climático.
Sin embargo, las mismas voces que cada año advierten de las crisis del riego no dicen ni hacen nada cada vez que, llegados los periodos lluviosos o El Niño, la región vuelve a desperdiciar valiosa agua. No se entienden, por tanto, por qué siendo Piura una región agrícola, en el paquete de obras de la reconstrucción se priorizan obras pequeñas y no reservorios