No queremos generar alarma, sino todo lo contrario exhortar a que Piura (es decir no solo el Estado sino usted y sus seres queridos en casa) se preparen reforzando las medidas sanitarias que sí están funcionando, no solo para que los índices de contagio y muerte empiecen a bajar como en la mayoría de regiones sino para reducir lo más que podamos el impacto de una tercera ola, un inevitable escenario si tenemos en cuenta la experiencia de algunos países vecinos y europeos.
Es más, EsSalud y el Minsa, estiman que esta nueva arremetida se presentará de todas maneras en el país desde setiembre o agosto.
Si bien hay razones para ser optimistas como el hecho de que los piuranos adquirieron experiencia y confianza en la eficacia del lavado de manos, uso de mascarilla y distanciamiento, entre otras medidas, o el que la campaña electoral se termina esta semana y con ello disminuye tremendamente el riesgo de aglomeraciones o que la vacunación se acelera cada vez más; también es cierto que nadie sabe a ciencia cierta cuál sería la intensidad de una nueva arremetida de la COVID-19.
Existen una serie de nuevos factores que deben llevarnos a no bajar la guardia y a reforzar los cuidado. Y es que actualmente mientras en la mayoría de regiones la tendencia de casos y muertos es a la baja, según la Diresa en Piura, la curva ha subido en las últimas tres semanas de mayo. Es decir, nisiquiera acabamos de salir de la segunda ola, y ya se anuncia una tercera.
Frente a ello lo más inteligente es evitar a toda costa el contagio. Además de cumplir con nuestro papel, los ciudadanos debemos fiscalizar y exigir a quienes asuman el Gobierno en julio que se refuerce la capacidad de respuesta del Estado con más camas UCI, oxígeno y vacunadores.
El haberse confirmado la presencia en Piura y otras regiones del país de la variante C-37, cuya peligrosidad sería más alta que la brasileña y británica, así como el peligro latente de la variante india al Perú (que ya está en Brasil y Argentina), son solo algunos de los factores de riesgo que las nuevas autoridades que entran no deben ignorar, mucho menos la población.
La ligera disminución de contagios a nivel nacional (en Piura eso no ocurre) si bien dan tranquilidad implican el peligro de que muchos descuiden las medidas. Esto precisamente fue lo que aceleró la segunda ola. Aumentar las medidas de seguridad y los protocolos sanitarios en lugar de saltarlos, como se ha empezado a hacer en muchos negocios de Piura, es lo más sensato sino queremos volver a las cuarentenas estrictas.