Está demostrado que no solo el Congreso de la República destaca por sus errores a la hora de legislar -su principal función-; cuando se entromete en dichos afanes, el Ejecutivo también se anota autogoles escandalosos. El más reciente es el referido a los feriados. ¿Qué se pretende cuando se elimina el feriado del 8 de octubre, tan querido por los piuranos por ser en recuerdo de la gesta en la que se inmortalizó Miguel Grau, el peruano del milenio? La excusa del Ejecutivo fue que el país había estado paralizado demasiado tiempo como para descansar.
Quizás en esto haya quienes coincidan con el presidente Martín Vizcarra, pero si el análisis se lleva al plano jurídico, esta reforma al calendario debió conducirse de otra forma y no como lo ha hecho el Ejecutivo, pretendiendo anular una ley con un decreto de urgencia, algo impensable para cualquier estudiante de Derecho, pero posible para los funcionarios que cantan medias verdades al oído del mandatario -alguien que, por cierto, tiene un entorno muy poco confiable- a cambio de una palmadita en la cabeza.
Si algo nos demuestran estas acciones lesivas al orden jurídico -porque no se trata de un simple descanso, sino que en el fondo se cuestionan los procedimientos- es la fragilidad de la institucionalidad, la cual es saboteada por los propios gobernantes. Leyes de flaca justificación, decretos sacados de la manga, carencia de análisis de la realidad y las consecuencias de determinados proyectos, etc., no son sino parte de esta historia sin fin que es la demolición del estado de derecho en el país, cosa que no comenzó, como piensan/sueñan algunos, con el cierre del Congreso en setiembre del 2019, un acto necesario, legal, legitimado por el respaldo cívico, sino en las memorias amarillentas de nuestra república. No hemos evolucionado del clamor en la calle a la defensa de la ley. Nos falta un largo camino por recorrer.
Otro asunto importantísimo se refiere a los derechos laborales que conlleva un feriado. Esta es la peor ocasión para lesionar los derechos de los trabajadores del país, bastante golpeados por la crisis, la pandemia, el acoso laboral de ciertas empresas que sostienen la cadena de la suspensión perfecta y otras formas de precariedad. ¿Para quién se gobierna?