Editorial: Ignorancia constituyente

Algunos de los partidarios de implantar una nueva constitución ahora en medio del caos y del colapso del sistema democrático, ni siquiera se dan el trabajo de leer la Carta Magna, es decir -como lo demostró una congresista entrevistada el jueves por el periodista Jaime Chincha- ni siquiera saben qué partes, qué artículos o acápites del texto están mal y se deben cambiar.
Muchos de los legisladores que en las últimas semanas proponen casi de manera obsesiva la realización de un referendo con miras a una nueva constitución ¿se habrán dado el trabajo de informarse de que elaborar una nueva carta magna en los actuales momentos es imposible?
Se tiene registro que en la historia mundial no hay constitución que haya sido “escrita” por el pueblo, como muchos señalan irresponsable y demagógicamente. En ninguna nación del planeta ha sido la población la que en forma masiva debatió en profundidad y dio a luz su gran ley de leyes.
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El pueblo elige representantes para que propongan, debatan y aprueben una constitución, la misma que después puede ser ratificada o no por referendo. Es más, ni siquiera todos los constituyentes escriben las constituciones, sino solo un grupo de ellos con sus asesores. Siempre fue así y en todas partes.
Por eso expertos como José Elice proponen que en todo caso lo razonable sería que el pueblo elija representantes a partir de una “oferta política”; es decir, de personas organizadas y con propuestas claras, que procuren el voto popular para, en representación del pueblo, debatir y aprobar una nueva constitución.
Ahora bien, en este momento en el Perú no existe esa oferta política con propuestas claras. La única propuesta es el demagógico proyecto de asamblea constituyente (que afortunadamente acaba de ser rechazado), el cual supuestamente transformará nuestro país. Pero hasta ahora ninguno de sus promotores explica cómo.
Es más, no hay proyecto alguno de constitución. Ni siquiera de un artículo. Nada. Hipotéticamente de instalarse una asamblea constituyente el debate constitucional se iniciaría y desarrollaría en forma de “lluvia de ideas”. Y el país estaría condenado a esperar en suspenso dos o más años. En medio de la actual crisis eso sería catastrófico.
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