La economía peruana enfrentará un escenario adverso en 2026, con una marcada desaceleración del crecimiento, menor dinamismo de la inversión privada y riesgos sobre la sostenibilidad fiscal.
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Según Victor Fuentes, gerente de Políticas Públicas del IPE, la incertidumbre política asociada al ciclo electoral y el aumento del gasto corriente limitarán la capacidad de expansión, pese a un entorno internacional aún favorable.
—El IPE ha revisado al alza sus proyecciones económicas. ¿Qué explica este ajuste para 2025 y 2026?
El ajuste responde al mejor comportamiento del gasto privado, principalmente inversión y consumo.
Para 2025 estimamos una inversión cercana al 10% y un consumo privado alrededor del 4%, factores que explican la revisión al alza de nuestras proyecciones.
—¿Qué evidencia concreta sustenta ese mejor desempeño de la inversión?
Al analizar la inversión minera y no minera se observan resultados favorables. Avanzan proyectos como Tía María, San Gabriel y San Rafael, mientras que en infraestructura no minera destaca el progreso de la Línea 2 del Metro de Lima.
—¿Cómo impacta este dinamismo en el mercado laboral?
Una economía con mayor inversión y consumo genera efectos positivos sobre el empleo. En particular, el empleo formal muestra una recuperación progresiva, acompañada por una inflación baja y controlada, lo cual mejora el poder adquisitivo de los hogares.
—¿El contexto actual resulta más favorable que meses atrás?
Sí. El entorno del gasto privado luce más sólido frente a lo observado anteriormente, con mayor dinamismo en consumo e inversión, además de un marco macroeconómico más estable.
—Pensando en 2026, ¿qué riesgos aparecen en el horizonte?
El principal riesgo es la incertidumbre política vinculada al proceso electoral. Tras un crecimiento cercano al 10% en 2025, proyectamos que la inversión privada crecería solo 3.2% en 2026.
—¿Por qué la incertidumbre política impacta tanto en la inversión?
Las decisiones empresariales se ajustan conforme se definen las prioridades de los candidatos y los escenarios políticos.
Ese proceso genera cautela y termina afectando el ritmo de nuevas inversiones.
—En el frente fiscal, ¿qué se espera para el cierre de 2025?
Resulta probable cumplir la meta de déficit fiscal de 2.2% del PBI. Este resultado se explica por un fuerte ajuste en la inversión pública y mayores ingresos extraordinarios, asociados a precios altos de los metales y regularizaciones tributarias.
—¿Ese resultado fiscal es sostenible en 2026?
No. El crecimiento del gasto corriente, especialmente en sueldos y salarios, compromete la sostenibilidad fiscal. En 2026 será muy difícil mantener ese equilibrio alcanzado de forma excepcional en 2025.
—¿Qué factores agravan este deterioro fiscal?
Existen numerosas iniciativas legislativas con impacto fiscal significativo. El Consejo Fiscal ha advertido sobre 39 leyes y más de 200 proyectos que afectan las cuentas públicas y ponen en riesgo la solidez fiscal.
—El contexto internacional es favorable. ¿Qué oportunidades ofrece al país?
Los términos de intercambio están en niveles elevados. El Perú vende a precios altos y compra más barato, lo cual suele impulsar proyectos de inversión y fortalecer la economía.
—¿Por qué ese entorno no se refleja plenamente en la inversión?
La incertidumbre política interna limita el aprovechamiento de ese escenario externo. Aunque la inversión crece con fuerza en 2025, se desaceleraría en 2026 pese a las condiciones internacionales favorables.
—¿Qué rol juega Estados Unidos en este escenario?
La economía estadounidense ha crecido más de lo esperado. Sin embargo, persisten dudas sobre su política monetaria y la conducción de su banco central, factores que podrían generar volatilidad financiera.
—¿Cómo afectaría al Perú una subida de tasas en Estados Unidos?
Un aumento de tasas en ese país suele trasladarse al Perú, encareciendo el crédito para empresas y personas, lo cual tiende a moderar el crecimiento económico.
—¿Qué medidas permitirían mitigar esos impactos externos?
Es clave preservar la independencia del Banco Central, institución que ha logrado amortiguar choques externos. También resulta urgente reducir la tramitología que frena proyectos de inversión en distintos sectores.
—¿Existe margen para mejorar la competitividad frente a otros países?
Sí. Al comparar la cartera minera del Perú con la de Chile, se observa que ese país tiene proyectos con cronogramas más definidos. Mejorar la institucionalidad permitiría aprovechar mejor el contexto externo.
—Finalmente, ¿qué papel cumple la minería en la economía peruana?
La minería tiene un enorme potencial. En construcción genera un fuerte impulso y, en operación, aporta empleo, recursos fiscales y producción. Aunque representa cerca del 9% del PBI, su impacto se amplía mediante los proveedores, que equivalen a casi el 4% del producto.











