El presidente de Perucámaras, Óscar Zapata Alcázar, advierte que, pese a la solidez macroeconómica y el crecimiento cercano al 3%, la criminalidad, la minería informal y la paralización de obras públicas limitan la inversión, el empleo y la posibilidad de crecer al ritmo que el país necesita.
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—El Perú muestra indicadores económicos positivos. ¿Cómo evalúa el actual crecimiento del país?
Estamos con un crecimiento sostenido, muy por encima de toda América Latina, y el próximo año se presenta en una situación bastante buena.
Nuestras variables macroeconómicas son muy fuertes y van a posibilitar un crecimiento continuo. No obstante, tenemos el tema de la seguridad.
—¿Ese factor limita un mayor desarrollo?
Definitivamente. Es algo que el Gobierno tiene que seguir articulando y enfrentando, porque eso podría permitir dar el gran salto. A los empresarios nos toca seguir trabajando con fe y entusiasmo, generar riqueza, empleo, inversión y confianza.
Al Gobierno le corresponde luchar contra la criminalidad, la minería informal y todas estas lacras que generan tanto desconcierto.
—¿Cuál es su proyección de crecimiento para el cierre de este año?
A nivel nacional y en regiones como Piura se está cerrando con una tasa cercana al 3%.
Es una cifra muy buena en una coyuntura tan difícil y superior al promedio regional. Sin embargo, resulta insuficiente.
—¿Por qué considera que no es suficiente?
El país también tiene un crecimiento demográfico importante, cercano al 1.8%. Buena parte de ese avance se absorbe allí, sumado a la necesidad de reducir la pobreza.
El Perú tiene capacidad para crecer entre 5% y 6%, pero el desorden político trae consecuencias, como la falta de inversión y el descrédito del país ante los inversionistas.
— Existen obras postergadas en varios sectores. ¿Qué impacto genera eso en las regiones?
Es evidente. En turismo, por ejemplo, existe una enorme falta de infraestructura; las mejores playas del país no están bien conectadas. En agua y saneamiento hay obras inconclusas.
En Piura tenemos el caso de Poechos, con un nivel de colmatación altísimo y reservas de agua cercanas al 30%, cuando debería garantizar el crecimiento de la agroindustria. Hay recursos, pero la política de ejecución es muy pobre y las obras quedan paralizadas.
—Se habla del cierre de negocios en Piura por inseguridad y obras inconclusas. ¿Tiene cifras?
No existe una cifra exacta, pero una buena cantidad de empresas que cierran son pequeñas y medianas. Incluso las informales también se ven afectadas y allí no hay estadísticas claras.
La actividad económica se ve golpeada por acciones criminales vinculadas al narcotráfico y la minería informal.
—¿La inseguridad también ahuyenta la inversión privada?
Por supuesto. Nadie en su sano juicio arriesga su dinero en un ambiente de esta magnitud. Todo está relacionado, uno es consecuencia del otro. No obstante, el Gobierno viene haciendo un esfuerzo importante y corrigiendo lo que corresponde.
Se está fortaleciendo a la Policía, aunque también es cierto que ha sido infiltrada por mafias y actos de corrupción. Poco a poco eso se viene limpiando.
—¿Cómo evalúa la ampliación del Reinfo en el sector minero?
La veo pésima. Nunca debió ampliarse, ni por un año ni por dos. Hace mucho tiempo cuentan con este mecanismo, que en la práctica termina legalizando la informalidad.
No es posible que tantas instituciones del Estado sean burladas.
—¿A qué se refiere concretamente?
Desde zonas como Pataz salen miles de camiones mensuales por carreteras controladas por el Estado, llegan a plantas de procesamiento con dueños conocidos, pasan por la Sunat, embarcan por puertos del Estado y se pagan a través del sistema financiero.
Para obtener el Reinfo necesitan clave SOL, lo que significa que están plenamente identificados. ¿Cómo no se controla eso?
—¿Eliminar el Reinfo reduciría la informalidad?
Al contrario, disminuiría la corrupción. Mantener la situación actual no es bueno. La minería informal invade concesiones formales, afecta a las empresas legales y daña gravemente la imagen del país frente a la inversión extranjera.
—En Piura se ejecutan obras viales en plena campaña navideña. ¿Cómo analiza esta decisión?
Es lo que ocurre en todo el país. A fin de año buscan cerrar presupuestos y empiezan muchas obras al mismo tiempo. He visto calles cerradas, intervenidas, sin obreros trabajando, justo en fechas claves para el comercio. Es una situación que se repite y afecta seriamente a los negocios.
—Pese a ello, ¿cómo ve la situación económica de Piura?
La veo muy bien. La pesca está en alza y la agroindustria tiene un desempeño magnífico. Piura ocupa los primeros lugares en exportación de productos como uvas y arándanos.
Ha alcanzado un nivel de desarrollo importante y su oferta exportable es sólida.
—El próximo año habrá elecciones. ¿En qué deben enfocarse las nuevas autoridades?
}El eje central tiene que ser la seguridad. Las nuevas autoridades, sean quienes sean, deberán enfrentar este problema con mayor severidad.
Es la columna vertebral de la situación actual del país.
—¿Cómo es la relación entre el empresariado y el gobierno?
Es óptima. Existe una cercanía permanente. Somos convocados regularmente para dialogar sobre seguridad, burocracia y los grandes temas nacionales.
A los empresarios nos toca seguir generando valor, empleo y riqueza, incluso en este contexto difícil, porque eso permite fortalecer al Estado y su lucha contra la criminalidad.











