Perú alcanzaría este 2020 un déficit fiscal de -10,7% del PBI, situación que no se veía desde fines de la década de los 80.
Antes de asumir la cartera de Economía, Waldo Mendoza, en el conversatorio “Retomando la senda de la sostenibilidad fiscal”, previo a la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE), explicó que esta situación se explica, principalmente, por la caída en los ingresos y una elevación de los gastos, producto del COVID-19.
Proyecciones
La proyección que tiene el Ministerio de Economía y Finanzas respecto a este déficit es alta en el 2020 y sería de -6,2% en el 2021, -3,3 en el 2022, -2,6 en el 2023 y de -1,9 en el 2024.
“Si el déficit fiscal aumenta evidentemente la deuda pública tiene que aumentar, debido a que este se financia con deuda. En el 2019, Perú tuvo la deuda pública más baja en Latinoamérica, pero este año nos ha golpeado, la recaudación y los impuestos han caído y los gastos han subido ligeramente, por lo que hay una mayor deuda pública”, indicó en aquella ocasión Mendoza. Pero, ¿qué de malo hay en tener una deuda pública alta?
Contar con una deuda pública alta frena la posibilidad de invertir en otros sectores clave para el país. En 1990, cuando la deuda pública del Perú llegaba al 89% del PBI, se pagaba de intereses el 9%; en comparación al 2019, donde la deuda pública alcanzó un nivel de 26,8% y se pagaba 1,4% de intereses.
Para retornar a la senda de la sostenibilidad fiscal, el economista especificó dos estrategias: 1) Incrementar los ingresos y 2) Reducir los gastos. Pero en un país con tanta informalidad, la posibilidad de subir esta presión es teórica.
Datos
* “La buena noticia es que en el supuesto de que no haya reinfección por la pandemia, Perú será uno de los países de recuperación macroeconómica más rápida, por lo tanto, las proyecciones tienen un sesgo optimista”, dijo en aquella oportunidad Mendoza.
* El actual ministro de Economía, Waldo Mendoza, se presentará en la sesión Reactivación de Cara al 2021 en la quincuagésimo octava edición de CADE.