Las cifras de préstamos hechos por las microfinancieras en el país están cayendo en cifras preocupantes mientras que los créditos informales o “gota a gota” siguen creciendo a escalas muy peligrosas, al punto que parecen estar en una fase de consolidación.
De acuerdo a cifras de la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (Fepcmac), el gota a gota ha colocado en el país unos 4.000 millones de soles y para el 2026 es posible que movilicen unos 6.000 millones, vale decir un crecimiento del 50%.
“Este año habrá una caída del 16% de la curva de crecimiento [en la colocación de créditos] en las entidades y el año pasado, los créditos bajaron un 2.4%. Esto significa menor financiamiento, menor penetración del crédito y mayor exclusión financiera”, sostiene el presidente de la Fepcmac, Jorge Solís.
Razones
Sobre esta caída existen dos razones de fondo. Una de las primeras razones, lo explica Solís, es que el crédito para los microempresarios en algunas zonas del país se ha vuelto de mayor riesgo por el nivel de inseguridad y extorsión que existe.
“Los emprendedores se ven amenazados, muchos han limitado sus actividades, sus inversiones y sus expectativas de crecer por la situación que vivimos. Entonces esto significa que las entidades microfinancieras están dejando de atender a estos segmentos porque se asumen mayores riesgos y esto incrementa los costos de crédito. [Ahora] una variable [para el crédito] es la inseguridad”, señaló.
A estos se agrega que en los conos de Lima y otras zonas convulsionadas de la capital se evalúa el cierre de 250 agencias de las cajas municipales por el avance de este fenómeno de las organizaciones criminales que van ganando terreno.
“El repliegue de las entidades microfinancieras significa el avance de la criminalidad y de esta banca negra del gota a gota. Demandamos al gobierno que haya un programa de garantías para no dejar de atender a este sector [de microempresarios], pero hacerlo con un riesgo compartido con el Estado”, afirma Solís.
Más rápido
Otra de las razones para el avance del sistema informal del gota a gota es su rapidez en la entrega del dinero. Según el economista del Instituto Peruano de Economía (IPE), Gonzalo Manrique, este es uno de los atractivos de esta economía paralela.
“Hicimos un estudio y preguntamos a las personas que hicieron un crédito informal en los 12 meses previos a la encuesta. Cuándo preguntamos las razones del porqué lo pidieron, la principal variable es la rapidez. El crédito informal tiene la ventaja de que te dan el dinero incluso ese mismo día en contraste al sistema financiero formal que debe mantener una cartera con cierto nivel de riesgo y no puede prestar sin verificar la calificación crediticia de una persona”, declaró a El Tiempo.
Pobreza
En este punto, Manrique agrega un factor más sobre el crecimiento exponencial de los préstamos informales en el país, al punto de generar preocupación en las cajas municipales.
“Este tipo de préstamos en general está dirigido a personas de bajos recursos y lo que ha pasado es que la pobreza se ha incrementado luego de la pandemia. La pobreza ha retrocedido a niveles del 2011, entonces tenemos más personas que enfrentan retos económicos y tienen que recurrir a prestamistas informales”, sostiene.
Todo esto en medio de una economía donde la mayoría de fuentes de trabajo provienen de la informalidad y evasión tributaria.
“Otro gran reto que enfrenta el país para que más personas puedan acceder a un crédito formal es justamente la alta informalidad laboral. Tienes a muchas personas que tienen ingresos muy variables […] En el quintil de personas más pobres del país, la mitad indica que tiene ingresos muy inestables. Esta informalidad también limita el acceso al sistema financiero”, manifiesta.n











