A diferencia de países como Colombia, Chile o Brasil, Perú muestra una notable resiliencia económica, impulsada por fuertes exportaciones, flujos de capital y una balanza de pagos robusta. En su presentación “Perspectivas económicas del Perú y la región al cierre del primer semestre del 2025”, el economista jefe Daniel Velandia destacó las condiciones favorables para que el país recupere el dinamismo del milagro económico peruano de los 2000, aunque subrayó la necesidad de consensos y reformas estructurales para sostener el crecimiento.
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Crecimiento económico sólido: proyecciones para 2025
Credicorp estima un crecimiento del PIB peruano de 3,2% en 2025, con un sesgo al alza gracias al dinamismo de la masa salarial formal, que crece a un ritmo superior al 8%. Este aumento, resultado de la creación de empleo y el incremento del salario real, fortalece el consumo privado, un pilar clave de la economía. Además, la demanda interna se revisó al alza, pasando de 3,7% a 4,3%, impulsada por el gasto público y la inversión privada. Este desempeño contrasta con la recesión de 2023, marcada por eventos como la salida de Pedro Castillo y el impacto de fenómenos climáticos.
¿Qué impulsa la resiliencia de la economía peruana?
A diferencia de otras economías de la región, los riesgos para Perú en 2025 se inclinan hacia el crecimiento económico. El país mantiene un superávit en cuenta corriente por tercer año consecutivo, siendo el único en América Latina en lograrlo. Esto refleja un ingreso de dólares superior al gasto, fortaleciendo la moneda local. Credicorp prevé que el dólar cerrará en 3,65 soles, mientras que los términos de intercambio alcanzarán en 2026 su nivel más alto en 75 años, impulsando la entrada de capitales. La inversión extranjera directa y los flujos de portafolio refuerzan esta tendencia positiva.
Desafíos para mantener el crecimiento económico
A pesar de las proyecciones optimistas, Velandia advirtió que la estabilidad política y jurídica es crucial para atraer inversiones a largo plazo. Sin reglas claras, el país podría no alcanzar tasas de crecimiento del 4% o 5%, necesarias para cerrar brechas sociales. La incertidumbre institucional, especialmente de cara a las elecciones de 2026, podría limitar la planificación de grandes proyectos. Además, el sector minero, motor histórico de la economía, requiere nuevos proyectos para mantener su impulso.











