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Piura recuerda a Octavio Zapata: Hoy hubiera cumplido 72 años

Piura recuerda a Octavio Zapata: Hoy hubiera cumplido 72 años
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"Una lluvia profusa lo llora en el cielo de Piura", escribió el docente de la Universidad Nacional de Piura (UNP), Miguel Godos Curay, cuando Octavio Ubaldo Zapata Albán, un hombre que no pasó desapercibido en las calles de Piura, falleció a causa del cáncer, en marzo de 2017. Hoy hubiera cumplido 72 años y los piuranos lo recordamos con respeto y cariño. Octavio Zapata nació el 30 de agosto de 1948 en Piura. Vivió en el Barrio Norte, en la tradicional Mangachería. Muchos lo conocimos porque en sus últimos años adornó las calles de Piura con su presencia; sin embargo, su historia -antes del olvido y abandono de su entorno familiar y de la sociedad- fue mucho más amplia y llena de aventuras. Zapata sufría trastornos mentales. Se destacaba en el ajedrez y en las lenguas, era una persona muy culta, siempre estaba enterado de lo que pasaba en otras partes del mundo. Leía diarios y libros, y siempre tenía un tema de conversación.

Las hazañas de don Octavio

Al igual que muchos grandes personajes piuranos, don Octavio estudió en el colegio más antiguo de la ciudad, el Colegio San Miguel de Piura. Posteriormente, vivió en Chile, donde apoyó a Allende; sin embargo, por la dictadura tuvo de irse. Con pasaporte alemán, también vivió en Bremerhaven, donde frecuentó el mundo académico y universitario. "En 1983, recién llegado de Alemania, vino con el candidato Alan García con ayuda para Piura", refiere Godos Curay, quien recuerda que Octavio enseñó alemán en la Universidad Nacional de Piura (UNP). En cuanto a lo político, don Octavio la tenía clara. "Sostenía una tertulia inagotable sobre temas económicos en el local del Apra en la calle Ica. Dialéctico, admirador de Haya, evocaba que siendo niño le lustró los zapatos al viejo", según Godos. Le apasionaban las ciencias: "Se sumergía en la antimateria, en una explosión cósmica cuyo choque de neutrones supera en capacidad al mayor arsenal nuclear de la tierra". También resolvía problemas matemáticos y conversaba en varios idiomas con extranjeros.

Dejó huella en Piura

En una sociedad que ignora a las personas con trastornos mentales, Don Octavio no pasó desapercibido. Fue homenajeado en vida, en la Concha Acústica del Parque Miguel Cortés. La orquesta sinfónica le dedicó un repertorio y el pintor piurano Mario Navarro se inspiró en él para más de una obra. Sufrió mucho viviendo las calles. Fue víctima de terribles agresiones, jamás recibió un tratamiento médico pese a tener un tumor cancerígeno, pasó días sin comer. Octavio sufrió y dejó huella en Piura, no solo por su presencia, sino por la falta de ella. Se volvió un recordatorio permanente del maltrato y abandono de la sociedad hacia los pacientes psiquiátricos. Hoy, el día en que cumpliría 72 años, vale la pena cuestionarnos si estamos dispuestos a cambiar.
Por Marianne Paulet
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