El alcalde provincial y funcionarios deberían recorrer
el centro de Piura por las noches. Se sorprenderán del mercado de vivanderas que encontrarán,
incluso en el monumento a Grau, mientras un ejército de ambulantes en carretillas, ofrecen lo que quieren y pueden en las veredas, acompañados
por otra tropa de mendigos.
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Podrían ‘disfrutar’ también de los paraderos informales de
mototaxis y taxicolectivos a Catacaos y cuyos gritos de los llenadores alcanzan hirientes decibeles.
También encontrarán decenas de motociclistas que han convertido los cruceros peatonales y grifo en paraderos informales. Y si quieren sorprenderse más, podrían caminar por la
Av. Loreto para toparse con travestis y las ‘damas’ que ejercen el oficio más antiguo del mundo, desde las 6 de la tarde.
Es como si las autoridades se hubieran
desentendido del “Corazón de Piura” para entregarlo a un tropel de ambulantes, mendigos y transportistas informales que usan las esquinas como baños públicos. Por el hedor podrán darse cuenta del problema que padecen peatones y turistas. No estaría demás recuperar el orden, limpieza y autoridad de la parte más turística de esta ciudad.
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