miércoles 29 marzo 2023
29° C

Embellecer el mundo

Embellecer el mundo
Por Victor Palacios
Posted 10 febrero 2020 | 12:09 pm
Tiempo de lectura: 3 minuto(s)
Nos toca embellecer el mundo, construirlo más fraterno, concebirlo más humano, innovarlo con el lenguaje de la mente y del alma, pues únicamente de este modo podremos reencontrarnos y comprendernos, siendo cuidadosos y condescendientes. En consecuencia, tan importante como transmitir los saberes es poner en valor toda vida humana, lo que requiere la transmisión de referentes, asumiendo la diversidad y los cambios culturales, pero sin obviar ese espíritu de coherencia entre el obrar y el decir, que es lo que verdaderamente nos forja a poder avanzar hacia una sociedad más equitativa, y por ende, más gozosa, fruto de la generosidad y del esfuerzo serio hacia una visión confluente de libertad y sosiego. Hemos de hacer, por tanto, de nuestro entorno espacios seguros, rompiendo barreras y reconstruyendo voluntades. Me suscribo, por consiguiente, a unas recientes palabras del Papa Francisco, pronunciadas con motivo de la conferencia sobre el tema “Educación: el compacto global”, donde dijo “que una educación no es efectiva si no puede crear poetas”. En efecto, el camino de la belleza ha de ser nuestro gran desafío, pues es la gran manifestación de la verdad, un aire que nos gana de antemano los corazones cuando viven en estado puro. Lo importante es proceder en comunidad, sentirse piña y considerarse familia. A propósito, se me ocurre pensar en São Paulo, convertida en un ejemplo de ciudad que gestiona con éxito la migración a través de su estructura de gobierno y sus instituciones. Ciertamente, el cosmos no puede aderezarse si sus propios moradores no se realzan hacia lo auténtico. Quizás tengamos que transformar las ciudades en zonas verdes, sostenibles, saludables y acogedoras; también nuestros campos tendremos que protegerlos, pues ese mundo rural es esencial revitalizarlo, al menos para que sus asistentes puedan optimizar sus medios de subsistencia y su bienestar mejore, con la capacidad de adaptarse positivamente a las situaciones adversas. En cualquier caso, todo lleva implícito su encanto, pero no todos pueden verlo, porque suelen fallar en su estado de ánimo, al no divisar el esplendor de la evidencia. Naturalmente, nos hace falta otro espíritu más solidario y más poético, al menos para recomponer espacios destruidos por nosotros mismos.
Síguenos:

Más en Opinión