En menos de dos semanas, Piura celebrará 487 años de fundación.
Cerca de cinco siglos después, vecinos y autoridades municipales seguimos esperando pero sin haber hecho lo suficiente, para lograr los cambios necesarios si queremos que San Miguel de Piura, fundada por Francisco Pizarro en 1532, se convierta en la ciudad atractiva y moderna con que todos soñamos.
Demasiadas promesas electorales pasaron por nuestros oídos, como el viento helado de estos días, casi sin dejar huella, excepto enfermarnos de desconfianza y desilusión.
Diversos alcaldes no han logrado en décadas ordenar el transporte, reconstruir el Teatro Municipal, construir un terminal terrestre, menos planificar el crecimiento de la ciudad para las próximas décadas.
A ello se ha sumado el fracaso del Estado centralista y su promesa incumplida de iniciar el drenaje pluvial, reconstruir vías y reducir el riesgo de inundación.
Pero la solución no es lamentarnos por siempre, sino identificar fortalezas, preguntarnos, por ejemplo: ¿cómo hemos logrado que Piura crezca en dinamismo comercial, infraestructura vial [principalmente en avenidas troncales y pasos a desnivel, con apoyo del MTC y el Gobierno Regional] y en el sector inmobiliario?
El alcalde asegura estar empeñado en hacer de Piura una ciudad bonita, ordenando el mercado, recuperando áreas verdes y malecones, tecnificando el tránsito y la seguridad.
Sumarnos a esta causa, como vecinos, no es aceptar todo a ojos cerrados, sino todo lo contrario, discrepar con respeto y proponer, tributar y fiscalizar.
Recibir el Bicentenario con una ciudad mejor para vivir, visitar y volver, para invertir y disfrutar, sí es posible.