Hoy el Congreso tiene una nueva oportunidad para demostrar que realmente entiende la gravedad de actual coyuntura.
Es difícil tratar de hacerse el ciego o el desentendido pues la crisis nos golpea por igual a todos. Cada fallecido es un trozo de patria extinto.
El Ejecutivo ha decidido blindarse si es que el resultado de la votación es negativo:
Dina Boluarte anunció, mediante un mensaje a la nación, que propondrá
la revisión y reforma total de la Constitución del 1993. Se trata de la mayor concesión que puede hacerse a la ciudadanía y al estabilishment político.
Promete mantener una base jurídica,
las grandes reglas que han contribuido al crecimiento del Perú después de los desastrosos años ochenta, pero también reconoce que es necesario un aggiornamento, una actualización que la haga viable y que comprenda las nuevas realidades y las necesidades del pueblo peruano, muy diferentes ellas a las de fines de los 80 y principios de los 90. Incluso las mejores fórmulas y los grandes sistemas teóricos requieren rectificaciones y afinamientos de vez en cuando; con mayor razón, esta Constitución de reconocidas virtudes pero también presa de la polémica desde su promulgación.
PUEDES LEER ► Editorial: Demandemos una salida pronta
¿Deberían sentirse satisfechas las masas
con esta “garantía” de que habrá algún cambio sí o sí? Seguramente habrá maximalistas que levantarán la voz de todo o nada, y pretenderán guiar a un sector de la población hasta un sacrificio inútil e innecesario. Se espera que la mayoría responda positivamente a este llamado porque pone a prueba la verdadera vocación de las marchas. ¿Se quería una reforma profunda del sistema político? Se empezará por la Constitución. ¿Se quería nuevas elecciones? Las habrá.
¿Pero qué pasaría si algunos grupos rechazan todo esto y se enfocan en su meta de nueva constitución más elecciones?
Las masas corren el riesgo de deslegitimar su lucha. Se supone que esta se hace dentro de los límites marcados por el sistema democrático. Si se pretende romper este sistema, las autoridades -ahora sí- tendrían derecho a ejercer la represión. A estas alturas, dudamos que haya peruanos cabales que quieran un baño de sangre carente de propósito. Solo la insanía antipatriota se regodea con los muertos.
Síguenos en nuestras redes sociales: