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Editorial: Seis años de burla e indiferencia

Seis años después del doloroso desborde del 27 de marzo de 2017 del río Piura, casi dos millones de piuranos tendríamos que conmemorar este trágico desastre.

Editorial: Seis años de burla  e indiferencia
Seis años de burla e indiferencia en Piura.
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Hoy debería ser una fecha de alegría, seis años después del doloroso desborde del 27 de marzo de 2017, casi dos millones de piuranos tendríamos que conmemorar junto a ese madrugador desastre la recuperación de nuestro derecho a vivir tranquilos, sin la zozobra de estos días, que se repite cada cuatro o cinco años.

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Deberíamos estar conmemorando la conquista de nuestro derecho a vivir sin miedo a inundarnos y a ser más bien amigos de nuestro Piura que -con su anhelada salida al mar y represas satélites en el Alto Piura- dejaría de ser “río loco”, para convertirse en nuestro aliado para irrigar y hasta para embellecer la capital regional, como cuando existían negocios, bancas y turistas mirando sus aguas.

También tendríamos que estar celebrando la ejecución exitosa de una gran obra de ingeniería hidráulica: el sistema integral de evacuación de aguas pluviales de nuestras principales ciudades. Seis años de espera, nuestra condición de vulnerabilidad ante El Niño y el ser una de las regiones que más aportan al PBI nacional, son razones más que suficientes para contar con algo tan básico como drenaje pluvial.

Seis años también son suficientes para darnos cuenta de que si los piuranos no nos ponemos de pie y exigimos respeto y no indiferencia, los políticos de turnos seguirán tirando nuestros recursos al agua, para luego lavarse las manos evadiendo con descaro su responsabilidad.

Sin embargo, hoy en el sexto aniversario del desborde, solo podemos conmemorar nuestra amarga realidad: los piuranos estamos más vulnerables que hace seis años. Si en el 2017 nos inundamos con 3 mil 600 metros cúbicos por segundo, en 2023 corremos el riesgo de inundarnos con menos de 2 mil.

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Lo mínimo que deberían hacer los ministros que desde ayer visitan la región es dejar a un lado los discursos grandilocuentes y liderar un plan de acción inmediato. La declaratoria de emergencia nivel 5 no debe limitarse al mero anuncio de 879 millones para ayudar a Piura a enfrentar el Niño Costero y Global.

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Urge imprimir velocidad a la ayuda, traducir los anuncios en hechos, facilitar maquinaria, motobombas, restituir el agua potable, pero también con un plan para proteger a la ciudad ante el Niño global reforzando diques y las obras que recomienden los técnicos especialistas. Hay casas caídas, servicios colapsados, la región ha sufrido una catástrofe. ¿Qué más debe pasar para proteger a Piura?

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