Si en cualquier país democrático que aspira al desarrollo
detectan a uno o más funcionarios poniendo en riesgo la educación escolar por ineficiencia o corrupción, el hecho rápidamente se convertiría en un escándalo nacional y los responsables serían separados y severamente sancionados. Es más,
el propio implicado o implicados renunciarían a la primera.
En nuestro país lamentablemente
la educación escolar está siendo petardeada por políticos y funcionarios ineptos desde los puestos clave del
Minedu o de las Direcciones Regionales de Educación y no pasa nada, a nadie parece importarle.
Es una vergüenza que en la región Piura, a pocos días del inicio del año escolar 2023,
miles de niños y adolescentes sigan condenados a esperar clases en medio de la incertidumbre de no saber si tendrán cupo en algún colegio vecino porque el suyo está siendo reconstruido y las
obras o están paralizadas o retrasadas.
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Otros en cambio
desconocen si tendrán maestros porque el sistema educativo, es decir el Estado, los sigue dejando de lado. Aunque fuentes de la Dirección Regional de Educación desmienten que hay
a un déficit de 4 mil maestros en el departamento, como señala el Sima, tampoco niegan que faltan docentes y aseguran que se hacen esfuerzos para conseguir presupuesto y contratar personal.
Pero no solo les estamos fallando a los niños y jóvenes con la ineficiencia y burocracia estatal que termina dejándolos sin maestros; también estamos condenando las obras de reconstrucción o mejoramiento de
escuelas a la improvisación e ineficiencia.
No de otra manera se explica que a pocos días de iniciarse las clases,
haya 20 colegios a cargo de la ARCC con obras suspendidas afectando a unos 8 mil alumnos. ¿Cuál es la razón del incalculable daño que esto les causará a los menores? La burocracia lo explica así: se debe a “problemas con el contrato”.
La lista de problemas es interminable. Reportes de la
s UGEL de Sullana y Tambogrande dan cuenta de otro grupo indeterminado de escuelas con trabajos paralizados y que tienen como unidad ejecutora al Pronied del Ministerio de Educación. En muchos casos, no hay plan de contingencia y los alumnos recibirán clases en otros centros educativos.
Nos estamos jugando el futuro del país.
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