La FIFA llega al Mundial 2026 con una presión añadida que va más allá de lo deportivo. El antecedente inmediato del Mundial de Clubes Estados Unidos 2025 dejó a la entidad bajo fuertes cuestionamientos, luego de que jugadores y público afrontaran condiciones climáticas extremas. Un informe del colectivo Football for Future calificó esas temperaturas como cercanas al “límite de la adaptación humana al calor”, una advertencia que encendió las alarmas en la antesala de la Copa del Mundo de selecciones.
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Con Estados Unidos como sede principal —junto a México y Canadá— y un calendario cargado de partidos en pleno verano boreal, la FIFA se vio obligada a replantear su estrategia. El Mundial 2026, que contará con 48 selecciones y más de cien encuentros en apenas un mes, exige medidas claras para evitar riesgos sanitarios y una nueva ola de críticas. En ese contexto, el organismo rector del fútbol anunció tres acciones centrales para mitigar el impacto del calor extremo.
Pausas de hidratación obligatorias durante los partidos
La primera y más visible de las decisiones adoptadas para el Mundial 2026 es la implementación estricta de pausas de hidratación obligatorias en ambos tiempos. Si bien esta práctica ya existe desde hace varios años en torneos FIFA, especialmente cuando los partidos se disputan en climas adversos, esta vez la exigencia será mayor y su aplicación, innegociable.
El protocolo establece una pausa alrededor del minuto 30 de cada tiempo cuando la temperatura y la humedad superen determinados umbrales. Durante esos minutos, los jugadores podrán rehidratarse, refrescarse y recibir atención médica básica. La FIFA considera esta medida clave para reducir el riesgo de golpes de calor, deshidratación severa y disminución del rendimiento físico.
Desde el punto de vista médico, la hidratación periódica ayuda a estabilizar la temperatura corporal y a evitar episodios de estrés térmico, un problema recurrente en competiciones disputadas en verano. Para el Mundial 2026, estas pausas ya no serán una recomendación, sino una obligación regulada.
Evaluación térmica previa con índice de estrés por calor (WBGT)
La segunda medida anunciada por la FIFA apunta a la prevención antes del pitazo inicial. Cada partido del Mundial 2026 estará sujeto a una evaluación térmica mediante el índice WBGT (Wet Bulb Globe Temperature), un sistema que mide el estrés por calor combinando temperatura ambiente, humedad, radiación solar y viento.
Este índice permitirá determinar si las condiciones son aptas para disputar el encuentro o si existe un riesgo elevado para la salud de los futbolistas. En caso de que los valores superen los límites establecidos, el partido podrá ser reprogramado, retrasado o sometido a protocolos especiales.
La FIFA sostiene que este control técnico permitirá decisiones basadas en evidencia científica y no únicamente en criterios comerciales o televisivos. Tras lo ocurrido en torneos recientes, el Mundial 2026 se presenta como una prueba clave para demostrar que la salud de los jugadores está por encima de cualquier interés externo.
Flexibilidad horaria y partidos en franjas menos calurosas
La tercera gran medida está relacionada con los horarios de los encuentros. La FIFA abrió la puerta a una mayor flexibilidad para modificar los horarios de los partidos del Mundial 2026, priorizando franjas nocturnas o momentos del día con menor carga térmica.
Estados Unidos concentra la mayoría de las sedes del torneo y, en muchas de ellas, las temperaturas al mediodía o por la tarde superan con facilidad los 35 grados. Frente a este escenario, el organismo contempla ajustes de última hora si las condiciones lo exigen, incluso cuando ello implique reorganizar la grilla de transmisiones.
Además, algunos estadios contarán con ventiladores de gran tamaño y sistemas de circulación de aire para refrescar el ambiente, especialmente en zonas comunes y áreas cercanas al campo de juego. Aunque estas soluciones no eliminan el calor, sí contribuyen a reducir la sensación térmica dentro de los recintos.
¿Qué dice el gremio de jugadores sobre estas medidas?
El sindicato internacional de futbolistas, FIFPro, valoró los anuncios de la FIFA, pero pidió ir un paso más allá. La organización considera fundamental que exista una garantía real de reprogramación de partidos en caso de calor extremo, incluso dentro de un calendario ajustado como el del Mundial 2026.
Con más de cien partidos en apenas un mes, la capacidad de maniobra es limitada. Sin embargo, los jugadores insisten en que la flexibilidad debe ser efectiva y no solo teórica, especialmente si los informes médicos alertan sobre riesgos severos.
Estados Unidos, el epicentro del desafío climático
La mayoría de los encuentros de la Copa del Mundo se disputarán en territorio estadounidense, lo que convierte al país en el principal foco de preocupación climática. Ciudades con veranos intensos albergarán partidos de fase de grupos y rondas decisivas, lo que obliga a una planificación detallada en el Mundial 2026.
En paralelo, ya se conocen los grupos del torneo, con selecciones de todos los continentes que deberán adaptarse no solo a nuevos rivales, sino también a condiciones ambientales exigentes:
Grupo A: México, Sudáfrica, Corea del Sur, Europa 4.
Grupo B: Canadá, Europa 1, Qatar, Suiza.
Grupo C: Brasil, Marruecos, Haití, Escocia.
Grupo D: Estados Unidos, Paraguay, Australia, Europa 3.
Grupo E: Alemania, Curazao, Costa de Marfil, Ecuador.
Grupo F: Países Bajos, Japón, Europa 2, Túnez.
Grupo G: Bélgica, Egipto, Irán, Nueva Zelanda.
Grupo H: España, Cabo Verde, Arabia Saudita, Uruguay.
Grupo I: Francia, Senegal, Repechaje 1, Noruega.
Grupo J: Argentina, Argelia, Austria, Jordania.
Grupo K: Portugal, Repechaje 1, Uzbekistán, Colombia.
Grupo L: Inglaterra, Croacia, Ghana, Panamá.
El Mundial 2026 se perfila así como un torneo histórico no solo por su formato ampliado, sino también por el desafío climático que enfrenta. Las medidas anunciadas por la FIFA buscan evitar que el calor vuelva a ser el protagonista fuera de la cancha, en un contexto donde la salud y el rendimiento de los futbolistas están bajo la lupa.
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