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Don Pedro León Ronquillo, el cuatricampeón eterno de Piura: El último guardián de Estrella Roja

noviembre 25, 2025
Autor: SEO El Tiempo

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Por: Félix Zócola R.

Don Pedro León Ronquillo, hombre del barrio sur y dueño de cuatro títulos consecutivos con el histórico mítico Estrella Roja de Piura, una hazaña que nadie ha vuelto a repetir. Hoy, a sus 93 años, “El Gato” como lo bautizaron sus compañeros por sus atajadas felinas, nos recibe en su hogar en compañía de Carmen Rebeca, su esposa desde hace décadas, junto a sus hijos y nietos para revivir una época donde el fútbol era pasión de barrio, sudor, arenales y gloria.

DEL BARRIO AL ESTRELLA ROJA

Su historia deportiva comienza a los 16 años, en 1952, vistiendo el buzo del Strong Boys, equipo de muchachos del barrio sur. Con ellos consiguió tres ascensos consecutivos, Tercera, Segunda y Primera División, hasta que el plantel se desintegró. Justo entonces apareció don Octavio Purizaga, presidente del Estrella Roja, quien se lo llevó a defender el arco blanquiazul.

En 1955 fue figura en el primer Interbarrios organizado por el Diario El Tiempo, torneo jugado en arenales y algarrobos, que ganaron con orgullo de barrio. Aunque su madre no aprobaba el fútbol, los dirigentes insistieron hasta que aceptó ceder a su hijo. El destino ya lo había elegido para ser arquero.

EL CUATRICAMPEÓN DEL PUEBLO

Con apenas un año en el club, el Estrella Roja renovó el plantel y apostó por jóvenes. Fue el inicio de la dinastía. Entre 1956 y 1959, el equipo logró cuatro títulos consecutivos, dos en el viejo estadio de la 4 de Enero y dos en el Estadio Miguel Grau. Pedro León era la muralla que defendía la gloria.

A su lado jugaban César “Guanabita” Gutiérrez, Javier Márquez, Hugo “Chino” Huamán, Meche Ubillús, Ricardo Garcés, Congo García, Víctor Ladines, Carlos “Trompudo” García, Mario Iwasaqui, Luis Mendoza, Gustavo García, entre otros. En el banquillo los dirigían Emilio Chocobar y Jorge Benavides, cada uno responsable de dos títulos.

De aquella generación brillante, hoy solo permanecen dos: Gerardo Altuna y el propio Pedro León.

CLÁSICOS QUE PARALIZABAN PIURA

Los duelos más intensos se daban contra el Sport Liberal, también del barrio sur. Era el clásico de clásicos del fútbol piurano y a nivel de barrios con Sport Escudero es decir la “Gallinería” vs. “La mangachería”. En esos tiempos, futbolistas y aficionados celebraban en la casa de “La Mamita” Toribio, donde las cervezas se compartían con camaradería y sin violencia. El fútbol era fiesta popular, no negocio.

LA LESIÓN QUE CAMBIÓ TODO

El destino le jugó duro en 1964, durante la inauguración del Estadio Miguel Grau. Tras atrapar una pelota, cayó mal y se rompió los meniscos. Fue enviado a Lima, donde el doctor Roberto Temple Seminario lo operó. Antes de regresar, el médico confesó algo que marcó su vida. No solo tenía los meniscos rotos, sino también los ligamentos. Saltaba menos. Volaba menos. El gato ya no podía brincar.

DE BLANQUIAZUL AL ATLÉTICO GRAU

Cuando parecía que la lesión lo apartaría del fútbol, apareció Orlando Balarezo, presidente del Atlético Grau. Lo invitó a Tacalá, le dio la mano y lo fichó sin hablar de dinero. Al día siguiente le entregó un sobre. Adentro había 1,800 soles, una fortuna para aquellos tiempos.

Con el Grau jugó la Copa Perú 1965 y luego acompañó el ingreso del club al fútbol profesional. En un amistoso ante Sporting Cristal, Balarezo ordenó ponerlo de titular. El estadio se llenó y el empate 4-4 quedó grabado como uno de los encuentros más intensos de su carrera.

GLORIAS DEPARTAMENTALES

Fuera de clubes, también se destacó en la selección de Piura de los años 50, donde compartió equipo con leyendas como Víctor “Pitín” Castro, Congo García, Adriano Rodríguez, “Charqui” Atarama, entre otros. Uno de sus partidos más recordados fue un clásico contra Talara, encuentro que llegó a convocar incluso a autoridades congresales.

EL ADIÓS DEFINITIVO

El dolor lo obligó a retirarse. Un médico fue directo. Si seguía jugando, podría quedar inválido. Pedro León escuchó y guardó los guantes. “Plata no me dejó el fútbol”, dice, “pero me dio amigos y me hizo conocer muchos lugares”. Y, sobre todo, lo hizo inmortal para la historia.

LA ÚLTIMA ATAJADA

Hoy, el cuatricampeón no sabe si las nuevas generaciones lo recuerdan. Pero él jamás olvida a quienes lo vieron volar en el arco. Ningún equipo ha vuelto a ser cuatro veces campeón consecutivo con jugadores del barrio. Una marca que sigue intacta, como su memoria y su pasión. Pedro León Ronquillo, a sus 93 años, continúa siendo el último guardián del Estrella Roja.

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