Carta de un grillo a los piuranos

Carta de un grillo a los piuranos

Este relato está basado hechos reales tomados de la vida de los grillos. Si embargo, los nombres y circunstancias han sido modificados para salvaguardar el derecho a la intimidad de los insectos.

Hola, amigos piuranos:

Empezaré por decirles que soy un verdadero grillo, bueno para ser más exacto un macho de Gryllus Campestris. Me llamo Pepe, aunque me pueden llamar Pepito. 

Nací, hace apenas dos meses, de un huevo abandonado. Nunca conocí a mis padres pues el desborde del río Piura arrasó con ellos. Durante mi crecimiento, me dediqué a sobrevivir en un mundo lleno de amenazas. Puedo asegurar que tuve suerte, huí de todos los depredadores que trataban de aniquilarme para alimentar su vanidad y al mismo tiempo llenar su tubo digestivo. Supongo que muchos hermanos míos cayeron en el camino. Es una primera razón que me hace sentir afortunado.

En mi etapa infantil yo era un grillo tímido pero feliz. Durante la adolescencia, mis alas poco a poco fueron creciendo. Soñaba con volar y ser un adulto guapo y atractivo para las hembras. Por fin un día mi cuerpo se desarrolló plenamente. Mis cuatro alas eran magníficas, podía desplegarlas y desplazarme por el aire hasta llegar a lugares que no había conocido hasta entonces.

He entrado a más de una casa, aunque nunca me hayan invitado. Siempre en busca de calor y comida. Me encanta que dejes las migajas de pan en el suelo y pegotes de dulce sobre la mesa. También me gusta comer papel, tela, lana y lino. Pero, cuando me dejan afuera, solo me alimento de insectos moribundos, semillas y desechos.

Me gusta cantar ruidosamente, sobretodo por las noches. Sé que no te caigo bien, que odias mi voz; pero es necesario que entiendas que no canto para ti. Sino para atraer lindas chicas y poder conquistarlas. No sé si intentaste aplastarme o si fue algo casual, pero felizmente logré escapar antes de tiempo. Yo no pico ni transmito enfermedades así que no me tengas miedo… porque sino yo también te tengo miedo.

Puedo serte útil de diversas formas. Puedo cantar más agudo cuando la temperatura del ambiente se eleva, y más grave, cuando baja. Sé que no soy un animal tierno, pero no te molesto a propósito. Te pido que no me mates, solo dame una señal cuando quieras que me vaya. ¡Ya sé! Cada vez que rocíes las puertas y ventanas con una mezcla de agua y jabón me alejaré de esa zona. ¡Intentémoslo juntos!

Saludos a todos en casa (menos a Firulais, que siempre intenta comerme). Atentamente,

Pepe Grillo

Fuente: Mi Fobia Social

COMPARTIR     Twittear Compartir