Mientras en muchas ciudades usan la bicicleta como un modo saludable de transporte y de cuidado del medio ambiente, en Piura pasa todo lo contrario. Las calles se siguen llenando de ruidosos vehículos motorizados, que no solo contaminan el medioambiente, sino que trae consigo la informalidad y el caos, lo cual genera estrés, depresión y enfermedades crónicas entre los propios conductores y los peatones.
Pero a pesar de este grave problema, muchos piuranos, al parecer, se han olvidado de la bicicleta.
Pero no es por falta de ganas sino por el peligro que representa montar uno de estos vehículos y circular por las calles congestionadas de todo tipo de vehículos, cuyos conductores, a veces, ni siquiera estiman su propia vida, y menos la de los demás.
Es una pena ver las primeras ciclovías de Piura de las avenidas Aguilar Santisteban y la prolongación Chulucanas, desiertas.
Utilizadas únicamente por avezados motociclistas, invadidas por ambulantes y como paraderos de mototaxistas. Sería bueno que las autoridades vigilen, pero mucho más si es que se fomenta y premia el uso de la bicicleta como medio de transporte seguro y saludable.
